Fuentes confiables del alto gobierno boliviano, que pidieron el anonimato, revelaron que el primer intento de golpe de Estado contra Evo Morales está planeado para este miércoles, 11 de octubre. El uso de francotiradores en la matanza de Huanuni, que causaron siete muertos, indica la participación de los golpistas en los disturbios mineros. Militares chilenos estarían involucrados en la conspiración.
1. Buscando Generales matones
Hace algunas semanas, oficiales de la policía boliviana se acercaron a generales de las Fuerzas Armadas de Bolivia (FAB), investigando su disposición para dar un golpe de Estado conjunto. Tal como sucedió en el caso chileno con el General constitucionalista René Schneider, y en Venezuela con el General Raúl Baduel, también en Bolivia uno de los militares claves para el éxito de la asonada, se negó a participar e informó al Presidente. Ahora siguen los preparativos sin él. Y siguen los anuncios en la radio que elogian al “ejército patriótico que mató al Che Guevara y la subversión”.
Los militares nunca dan un golpe de Estado en el aire, me dijo hace siete años el amigo, General Alberto Mueller Rojas, hoy día, miembro del Estado Mayor Presidencial de Hugo Chávez. Es esta lógica que se observa desarrollar actualmente en Bolivia. Todo un bloque conspirativo compuesto por diferentes fuerzas sociales y estatales trabaja aceleradamente para acabar con el Presidente Evo Morales.
2. La conspiración institucional
Los prefectos (gobernadores) de los Estados energéticos y separatistas Beni, Pando, Santa Cruz de
Cuentan, por supuesto, con el apoyo de
Ante la reciente declaración de
3. La conspiración social
Los comités civiles cuentan con el financiamiento de sectores empresariales y la colaboración de altos oficiales de la policía, por ejemplo, coroneles. Sus actos son inflados y promulgados por los medios de comunicación privada, muchas veces con los patrones de la propaganda fascista que se usan en Venezuela contra el gobierno de Hugo Chávez. Algunos de los más importantes medios están en manos de magnates capitalistas con fuertes inversiones agrícolas en las provincias separatistas y que temen la reforma agrícola del gobierno.
En lo social, las asociaciones de padres de familia ---por lo general reaccionarias y controladas por
4. El modelo de Chile
Al igual que en Chile, los transportistas tienen la función de quebrar la economía y la paz pública con un paro nacional, convocado para el miércoles de la próxima semana, con la intención de hacer confluir todos los sectores anti-gubernamentales en un gran frente desestabilizador.
Refiriéndose explícitamente al paro subversivo de los transportistas chilenos contra Salvador Allende (1972), financiado por
Tiene toda la razón Evo, como revelan los documentos del Church Committee (1976) y las recientes memorias del líder militar de la organización fascista chilena “Patria y Libertad”, Roberto Thieme, sobre su colaboración subversiva con
5. El costo político de Huanuni
Aprovechando el enfrentamiento armado entre cooperativistas y asalariados mineros en Huanuni, Departamento de Potosí, que ha dejado alrededor de quince muertos y más de cien heridos,
El conflicto de Huanuni es de origen económico. Se produjo por el intento de unos cuatro mil cooperativistas mineros de
El gobierno de Evo fue sorprendido por la violencia en Hunani. Y ante la disyuntiva de matar a mineros con las Fuerzas Armadas, por una parte, o de ser acusado de “negligencia” y “ausencia del Estado”, por otra, pasaron alrededor de 30 horas de respuesta energética, que se convirtieron en una bonanza propagandística y política para la derecha. Esta aprovechó al máximo su hegemonía en los medios de comunicación y, muy semejante a la manipulación mediática durante los días del coup d´etat en Venezuela (2002), ha golpeado incesantemente al gobierno.
6.
En Bolivia se sigue minuciosamente el manual de la subversión estadounidense. La máquina facciosa es lubricada con dinero, patrones propagandísticos y programación política-paramilitar por el imperialismo estadounidense que después del 11 de septiembre, 2001 puso a Evo Morales en la lista negra que usan las fuerzas de seguridad de Estados Unidos para rastrear a “terroristas”.
Los cómplices de
Lo que Tony Blair hace en lo oscurito de Downing Street 10, la transnacional brasileña-internacional, Petrobrás, lo hace con obscena transparencia. Administrada, de hecho, por los banqueros de Wall Street y
La desaparición forzada de Jorge Julio López en Argentina evidencia de nuevo una ominosa verdad, que la opinión pública latinoamericana no quiere escuchar y, mucho menos, reconocer: que el poder de las oligarquías criollas sigue intacto en toda Sudamérica. Y que, como escribí en un artículo anterior, no ha sido tocado ni será tocado seriamente por los gobiernos desarrollistas de la región.
Parte esencial de este poder son los militares y las redes continentales del terrorismo de Estado de Washington, que en muchos casos son las de la “Operación Condor”. El reciente intento de asesinato del Presidente Chávez en el Zulia, en el cual el sicario logró escapar a Colombia, al igual que la participación de militares chilenos en reuniones de los conspiradores bolivianos, evidencia este escenario.
Chile tiene, por supuesto, un vital interés en mantener el suministro del gas boliviano a precios bajos, interés contra el cual atenta, como en el caso de Petrobrás y Repsol, la política de Evo de recuperar las condiciones de comercialización de los hidrocarburos nacionales.
7. Abortar el golpe de Estado
Todos quieren remover al “indio” Evo que perturba los negocios, al igual que al “negro” Chávez en Venezuela. Para Chávez, después del golpe militar fracasado, el medio de “remoción” seleccionado es el veneno o el accidente. En Bolivia, los gamonales y sus padrinos imperiales coinciden en que un golpe militar podría ser el medio adecuado. Solo que un golpe militar, como dice el amigo Mueller Rojas, no se puede dar en el “vacío”. Lo que vemos en Bolivia es el intento de la derecha mundial, de llenar este vacío.
Pero, el golpe militar es como el asalto bancario: solo tiene exitoso si conserva el momento de la sorpresa. Este momento lo han perdido los subversivos bolivianos. Es un deber ético divulgar su proyecto golpista de la manera más amplia posible, para abortarlo.
Hoy, más que nunca,
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