18 de diciembre de 2006

Carta al espurio con música del Mastuerzo... pues una cosa es ser legal y otra muy distinto ser legítimo, por no hablar de ser honesto.

Pues ya esta allí “señor presidente”, donde usted quería estar, recibiendo la banda presidencial en la madrugada como lo que es: un criminal. Sólo al abrigo de la noche se siente usted seguro… o a lo mejor me equivoco y también se siente seguro a la luz del día, porque usted se encargó de opacar la luz con todo su aparato político-militar, que le sirve como escudo para cubrirse las espaldas; pero recuerde que no se puede cubrir el sol con un millón de militares, porque el sol, como la luz y la verdad, nos rebasa y como dijera un cantor popular: el plástico se derrite si le da de lleno el sol. Y eso es lo que esperamos, que su poder sea tan brevísimo como brevísima y desangelada fue su toma de protesta; a oscuras, como vampiro, chupando la sangre y la vida de los demás para poder sobrevivir; porque usted sin nosotros no es nada, es como una figura borrosa y, además, enana… enana en todo. ¿Qué sería de usted sin todo su merengue azul, amarillo, rojo, verde, como pastel de fiesta de quince años de mal gusto que los pajes de los medios de comunicación le ponen? Nada, sólo un enano ridículo vestido de bufón al servicio de una corte que lo tiene maniatado, como a todos aquellos que participan de esta farsa grotesca; nada, sólo una sombra que esperamos la historia elimine.

Yo soy nada más una mujer; una ciudadana, como dicen por allí, de a pie, y tal vez le de risa lo que digo. Pues, mire usted, ya somos dos. Usted ríe de mí y yo río de usted. Pero mi risa es más limpia, más franca, con dolor y esperanza de luchar por un mundo mejor abajo y a la izquierda; la suya es siniestra, de burla y puerca. Para usted no hay mañana ni esperanza porque no imagina un mundo diferente, se conforma con el que tiene porque quizá siente que ya llegó a su meta: el poder, la ambición; pero seguro que cuando se mira al espejo lo que ve es aquél viejo podrido que veía Dorian Gray, aunque con una gran diferencia: usted también es feo y enano por fuera; un ser vil en sus acepciones de vileza y de servilismo para con alguien que también ve en usted a un vasallo más. En mi mundo no; en mi mundo, el que sueño, hay igualdad, no vasallos.


Dirá usted que qué mal discurso (pero mire que ustedes también son bastante malitos para esto, y si no pregúnteselo a Chente), que quién soy yo, que no le doy argumentos; que soy una don nadie que utiliza la ofensa como único medio porque “quizá” soy una ignorante que no tiene educación, ni sabe de política, ni de relaciones. Tal vez, pero estamos al mismo nivel, pues, usted no puede hablar de educación mas que de la del “Manual de Carroña”; porque la educación, “señor”, es un concepto de más profundidad. Es usted un grosero; porque, ¿cómo se le puede llamar a la impunidad, a la injusticia y a la represión, sino ser grosero? No sé de política, usted sí; pero sé de dignidad, respeto, rebeldía (quizá para usted la rebeldía no sea un valor –pero ¿qué sabe usted de valores como no sean los del capital? y, sin embargo, ¡viera qué valor tiene en medio de tanto avasallamiento!) y amor, y usted no sabe nada de eso.


Me pregunto como besara a su “amada” esposa sabiendo que hay mujeres violadas por órdenes de sus iguales y quizá de usted también. ¿Ella lo querrá sabiendo eso? ¿Cómo puede mirar a sus hijos sabiendo que miles de niños mueren por hambre y violencia? ¿Ellos lo querrían igual? O quizá usted los esta entrenando para que no tengan conciencia y puedan seguirlo queriendo pese a lo que sepan de usted. Y quizá su esposa no lo ama y sólo lo utiliza para obtener los lujos a los que su alma vacía está acostumbrada. Pues sí, le hablo de grosera a grosero, sólo que usted se queda en eso siendo poderoso y yo siendo una don nadie; pero con amor y dignidad. Puede taparse los oídos y decir que estoy loca, pero en el fondo algo le debe retumbar. ¿No se ha puesto a pensar que como yo miles más piensan así? ¿Qué piensa de eso? Yo que usted tendría miedo tan sólo de mirarme al espejo. No es una amenaza, es una realidad: esperamos verlo caer a usted y a este sistema. Todo cae por su propio peso. Usted se preguntará ¿cómo hablo del sistema si no lo conozco, si no sé como funciona? Sólo sé que un sistema que propicia que haya injusticia, dolor, desigualdad, miedo y gente como usted, no puede ser bueno. Porque usted no amenaza, no; usted y los de su calaña asesinan.

Desatentamente

Mucha Lucha


2 comentarios:

absence dijo...

Bonito video

Marco dijo...

Y yo sin saber! ese de la máscara es nada menos que YO. Me da gusto que hayan usado este video para algo provechoso, de verdad. Felicitaciones por tus críticas, un saludo de otro chilango honesto que no votó por Calderón.

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