Aquí vamos de nuevo

Ammel Rodrigo Mendoza (Buzzard Hook)

El domingo llegué a la casa y me encontré con la Proceso de esta semana, cuya portada trae los rostros de Gael García y Diego Luna. Me da gusto pensar que por lo menos hacia el final del domingo leeré algo, digamos, menos “azotado” y que tendré un poco de tranquilidad previo la última semana de ensayos antes de reestrenar El diablo con tetas. Sin embargo, pronto me doy cuenta de mi error: se trata de Gael y Diego, quienes no se distinguen precisamente por seguirle el juego al artificio de la farándula y en más de una ocasión han dado muestras de que suelen mirar más allá de sus narices; eso, por si el hecho de que la entrevista estuviera publicada en Proceso y que la hubieran hecho Fabrizio Mejía Madrid y Juan Villoro fuera decir poco.

Pero, ¿qué otro término podría tener un fin de semana que comenzó con la infamia de que Magdalena García Durán continuará secuestrada en el penal de Santiaguito porque se le dictó un tercer auto de formal prisión? Apenas el viernes por la noche tenía una fiesta interna porque un tribunal colegiado había ratificado un amparo que se le había otorgado dos meses atrás, así que su liberación además de inminente se veía a punto de suceder en unas cuantas horas. No pensó igual Jaime Maldonado, juez segundo de lo penal en Toluca, quien desde un principio ha estado tomando una posición política que evidencia un quehacer judicial por consigna respecto al caso, desestimando incluso consideraciones expuestas por Amnistía Internacional acerca de que los autos de formal prisión dictados a doña Magdalena carecen de motivos, no tienen sustento legal, los expedientes han sido mal integrados y no existe evidencia alguna para mantenerla presa.

Mientras tanto, desde la Otra Campaña no terminamos por aclarar el rostro y el caminar nuestros, pues la sistematización de las opiniones vertidas en nuestra consulta interna no ha sido llevada a cabo. Podemos suponer que no tenemos prisa; finalmente, la apuesta que desde un principio asumimos al suscribir la Sexta nos marca plazos distintos al calendario político de eso que llamamos “arriba”. El asunto es que entre lo que llamamos “abajo” se están generando propuestas de articulación decididamente anticapitalistas y antineoliberales de las cuales no seremos parte (al menos no como Otra Campaña) y que ya están siendo capitalizadas por los neopaleontopriistas que vestidos de amarillo perredista se autoerigen como representantes de la indignación popular. (Entonces, si el neopaleontopriismo es capaz de cooptarlos no han de ser tan decididamente anticapitalistas y antineoliberales; me interrumpe alguna vocecilla interna).

Mientras tanto, los partidos y movimientos democristianos del continente se reúnen para esgrimir contra las izquierdas que caminan en América los mismos argumentos belicistas que el panismo desplegó para cortar las aspiraciones de la izquierda social que vio en AMLO la posibilidad de ser gobierno. El suceso no es extraño, por un lado, las derechas latinoamericanas (y no sólo) no se caracterizan precisamente por el uso de la democracia para hacer política, ellas más bien gustan de asociarse con militares golpistas y con el crimen organizado para cumplir la cristiana voluntad de los emporios capitalistas estadounidenses; y, por el otro, su recién estrenado presidente es el mismo hombrecito que encabeza al PAN mexicano.

Y, bueno, con un fin de semana así, los próximos siete días no parecen estar mucho mejor. Allí están por ejemplo Felipe Franco Pinochet y AMLO poniéndose, el uno, los guantes para subirse al ring de los dimes y diretes con los mandatarios de la variopinta izquierda sudamericana, en especial con Hugo Chávez, luego de hacerlo en Davos con Lula, y “montándose”, el otro, a la legítima convocatoria para salir mañana a las calles e intentar exigir poner un alto a la carrera alcista del gobierno de facto.

Personalmente, la imagen de Felipe defendiendo el libre mercado que en unas horas tendrá a miles de personas en las calles de la capital manifestándose por el alza a la tortilla, la leche, el huevo o la gasolina mientras el salario mínimo pierde poder adquisitivo y se hacen los preparativos para la privatización del sector energético da risa, risa nerviosa, pero al fin y al cabo risa. No así las opiniones del señor Rodríguez Zapatero, quien recibe a Felipe luego de suponerse autoridad electoral mexicana para opinar al respecto. Mi desacuerdo no está en que lo reciba o no, eso es cosa suya, creo; pero ponerse a perorar sobre la democracia para justificar el “triunfo” electoral de Felipe en un proceso plagado de irregularidades y que en nada cumplió con ninguno de los cinco principios constitucionales que debieron caracterizarlo para poderlo llamar verdaderamente democrático, por lo menos mueve a decirle al jefe del Gobierno Español que antes de hablar se informe bien y se encargue de sus asuntos, que son bastantes. Y algo similar habría que decirle al militar que al frente del gobierno venezolano despliega esa rara mezcla de estalinismo trotskista tan suya para lanzar puyas y pedir un respeto que no es siquiera capaz de dar.

Por lo menos pude quitarme el mal sabor de boca de este inicio de semana viendo el Apocalypto gibsoniano. Sí, es verdad que se cuela la mirada del colonizador que sigue viendo a los indios como unos "salvajes cuya ignorancia explica que sus civilizaciones hayan fenecido"; pero también puede leerse, de manera un poco forzada es cierto, como la metáfora que narra las contradicciones a las que llegan los imperios y su sed de poder. Tropo, ésta vez cinematográfico, que parecen haber entendido también por estos días las miles de personas que en Estados Unidos se manifestaron contra el guerrerismo del cretino que les desgobierna. Pero bueno, pude darme el gustazo de ver a mis amigos Ammel y Marco correteando a Rudy Youngblood, a mi admirada Mayra dando muestra de qué casta está hecha y al Gerardo haciéndole de un villano que será de antología.

En fin, a ver qué nos deparan los próximos días; con cientos de militares ocupando virtualmente todo el país con el pretexto de combatir el narcotráfico pero arrestando sólo ladrones de cilindros de gas y uno que otro hombrecito que no paga la pensión alimenticia de sus hijos, mientras sobre gigantas como la doctora Berta Muñoz, locutora de Radio Universidad de Oaxaca, o la abogada Yésica Sánchez Maya, presidenta de la sección local de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos, pesan amenazas de muerte u órdenes de aprehensión.