El 28 de junio de 2006, el Subcomandante Insurgente Marcos decía en la UAM-Xochimilco que “la Otra deber ir construyendo su propio calendario, el almanaque de abajo, según su propia lógica, paso y objetivos”. Pensando un poco en eso, jugando más no mucho, mirábamos algunas efemérides del que será el año tres de la Otra campaña, 2008, el del 130 aniversario del natalicio del general Francisco Villa.
Año de invitación para la defensa sin cortapisas y con autocrítica de la revolución cubana, de cara al 50 aniversario del más grande ejemplo de resistencia al Imperialismo capitalista en América Latina; de la pelea sin cuartel contra la privatización de los recursos naturales (incluyendo los energéticos) de México, a 70 años de la expropiación petrolera; de la memoria rebelde altermundista que no olvida las infamias de los poderosos, sean del color que sean, en Vietnam, Nanterre, Praga o Tlatelolco, cometidas hace cuatro décadas exactas, o del constante recordatorio a quienes hace 20 años fueron burlados en las urnas y hoy se alían con quienes les estafaron y asesinaron a sus compañeros de lucha de que no todas, no todos, padecemos amnesia histórica.
En 2008 sonarán las bagualas, chacareras, vidalas y milongas de Atahualpa Yupanqui y recordaremos aquello que dijera Salvador Allende de que ser jóvenes y no ser revolucionarios es una contradicción hasta biológica, al conmemorar los 100 años de sus natalicios; escucharemos el Bolero de Ravel o asistiremos a alguna función de La ópera de los tres centavos de Weill, Hauptmann y Brecht, estrenadas hace ocho décadas; leyendo a César Vallejo y Alfonsina Storni, a 70 años de habérsenos adelantado camino al Mictlán; gozando de filmes salidos de la imaginería de Bergman, Kubrick y Burton o de Eisenstein y Kurosawa, para celebrar sus 90, 80 ó 50 años de nacidos o conmemorar sus 60 y 10 años de fallecidos; retomando con acciones noviolentas las ejemplares luchas que nos legaran Mahatma Gandhi y Martin Luther King tras haber sido asesinados hace seis y cuatro décadas, y, también, saludando de nuevo que hace 10 años José Saramago y Sebastião Salgado fueran galardonados con los premios Nobel de Literatura y Príncipe de Asturias de las Artes, respectivamente.
2008 será también un buen año para estrechar los lazos de solidaridad internacionalista con nuestras hermanas y hermanos de Latinoamérica en contra del maridaje que los malos gobiernos contraen con las transnacionales capitalistas provocando despojo y represión a lo largo y ancho de las venas abiertas de este continente, para decirlo con Eduardo Galeano, y que hace 80 años, por mencionar sólo un botón de muestra, produjo la llamada Masacre de las Bananeras por parte del ejército colombiano a favor de la otrora United Fruit Company (mejor conocida hoy como Chiquita Brands, de la cual los Bush son accionarios y cuya filial colombiana Banadex ha sido señalada por su financiamiento a grupos paramilitares y terroristas que sirvieron, entre muchas otras canalladas, de pretexto a la implementación de un Plan Colombia que este año será instrumentado en México bajo el mote de Iniciativa Mérida).
Finalmente, a guisa de este onomástico, el recuerdo de que en 2008 se cumplirán 80 años de que Antonio Gramsci y otros 36 dirigentes del Partido Comunista de Italia fueran condenados a prisión por el régimen fascista y también dos décadas ya de la que fuera la primera desaparición forzosa del salinismo, la de José Ramón García Gómez, este año está obligado a ser el de la lucha por la liberación y presentación con vida de todas nuestras compañeras presas y desaparecidas políticas, de todos nuestros compañeros desaparecidos y presos políticos, cientos de hombres y mujeres honestas y honestos entre los que se encuentran Ignacio y César del Valle, Héctor Galindo, Felipe Álvarez, Edith Rosales, Pedro Reyes, Jorge Alberto y Román Adán Ordóñez, Narciso Arellano, Julio César Espinoza, Arturo Sánchez, María Patricia y Raúl Romero, Óscar Hernández, Juan Carlos Estrada, Jacobo Silva, Gloria Arenas, Alejandro Pilón, Inés Rodolfo Cuéllar, Rufino Jiménez, Edgar Eduardo Morales y los hermanos Héctor y Antonio Cerezo.
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