Por Al Giordano
El Otro Periodismo con La Otra Campaña en Baja California
23 de octubre de 2006
MEXICALI, BAJA CALIFORNIA, MEXICO: Todos hablan acerca de cuántos millones de mexicanos llegaron a los Estados Unidos. Baja California, en el lado mexicano de la frontera, es donde se asentaron finalmente los millones que fueron echados o se regresaron.
Con rumbo al norte en esta península, la tierra se transforma de un “desierto” a zonas pobladas. A los lados de las calles hay tiendas y restaurantes con nombres de los lugares de donde vino la gente… Restaurante El Poblano, sin duda abierto por unos inmigrantes del estado de Puebla… Llantería El Michoacano: alguien de Michoacán que arregla llantas ponchadas… La tienda Acámbaro General, con el nombre de un pueblo de Guanajuato… mujeres indígenas cruzan la carretera vestidas con huipiles que revelan sus orígenes de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Jalisco… Vienen de todas partes de México, donde el “Libre Comercio” mató las granjas familiares y otros trabajos dignos. Los antiguos granjeros y trabajadores tuvieron que mudarse y buscar trabajo en otros lugares. Imposibilitados de entrar a (o después de entrar, echados de) los Estados Unidos, él y ella se establecieron aquí, al lado de la frontera, en el lado mexicano.
Les llaman inmigrantes en su propio país. Trabajan turnos de 16 horas en maquiladoras de Sony, Samsung, Nabisco, Kodak y otras empresas extranjeras, las cuales les pagan
Fuera de los centros urbanos de San Quintín y Ensenada, ellos viven en viviendas hechas de bloques y chozas en calles sucias, sin alcantarillas y otros servicios básicos. Aquí es particularmente evidente la gente del estado de México mayoritariamente indígena: Oaxaca, un bastión de represión y pobreza impulsado por el capitalismo: colonias enteras de Triquis, Mixtecos, Zapotecos, Mixes y otra gente desplazada se reunifican aquí, ya que se encuentran lejos de su tierra natal, como alguna vez los italianos en EE.UU., se reunieron en “Italia Chica”, y los chinos, quienes todavía llegan a sus propios barrios. Trabajan arduamente en las mismas duras labores que los mexicanos en los Estados Unidos. Aquí, también, se encontraron con maltrato, discriminación, violencia y racismo por parte del gobierno, la policía, los empresarios y los criminales que son protegidos por ellos.
“Baja California,” concluyó el Subcomandante Marcos, después de escuchar sus testimonios, es …“el estado –de los 24 que hemos pasado– que peor trataba a los indígenas”.
¿Cómo pueden aguantar los mexicanos el montón de privaciones y discriminación que les imponen en los Estados Unidos? La verdad es que muchos ya tenían mucha práctica antes de llegar: ya fueron maltratados antes de que cruzaran. La perversa ironía de que los pueblos nativos de América sean clasificados como extranjeros se ha impregnado hoy a las reuniones de
El Miércoles, escuchó dos veces (pues trabajan por turnos) de los trabajadores de maquilas, quienes mantienen llenas las maquiladoras de los EE.UU., Japón y otras empresas extranjeras de productos electrónicos, alimenticios y otros, en el lado mexicano de la frontera, las cuales explotan la mano de obra barata y sostienen la impunidad regulada (para ver detalles de cómo más de 2 millones de trabajadores de maquilas viven y trabajan a tiro de pelota de golf de California, Arizona, Nuevo México y Texas, lee la próxima nota de Murielle Coppin).
Antes de la reunión del jueves con los del Otro Lado, ninguno de las docenas de periodistas y militantes en organizaciones políticas, que viajan con la caravana de
Después de una silenciosa parada para dejar su firma –en orina– en la cerca que separa Tijuana de San Isidro, California, el comandante militar y portavoz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) llegó al Centro de Tijuana en la mañana del Miércoles para asistir a dos días de eventos en el cine Multi-Kulti (un teatro sin techo) sobre de
La palabra que ningún muro puede parar
El muro fronterizo, con un costo de siete mil millones de dólares, fue aprobado el pasado mes por el Congreso de los Estados Unidos, aunque todavía no han empezado a construirlo (una pregunta: ¿a quiénes van a encontrar para construirlo?) ya lanzó una sombra sobre los dos países y todos los aspectos de asuntos binacionales. La realidad es que “El Muro” ya existe, piel tras piel: cercas, equipaje de vigilancia de alta tecnología, un ejército de patrulla fronteriza, inmigración, aduanas y otros agentes, soldados y soldadas de
Todo este dinero y esfuerzo para impedirles a los descendientes de los americanos originales que caminen por donde sus ancestros viajaron libremente, antes de que los otros, quienes en realidad fueron inmigrantes, decidieran imponer una frontera aquí para mantener a los nativos afuera.
Cuando cientos de mexicanos y chicanos, quienes viven y trabajan en los EE.UU., cruzaron de regreso a México esta semana para reunirse con
Representantes de
Desde Watsonville, California, vino una banda bien organizada, en atractivos uniformes marrones (su organización se llama Las Boinas Marrones) que conduce un “Migra Watch” (Vigilante de
Había voces de experiencia, como la de Graciela García, quien proveyó una memoria histórica emocional de las batallas de los Trabajadores del Campo Unidos y su líder César Chávez, en los años sesentas y setentas, luchando por mejores condiciones de trabajo para los migrantes quienes ponen comida en las mesas norteamericanas. Y ex-braceros, que testificaron las privaciones y robos que ellos encontraron en el Otro Lado durante los siete décadas pasadas. Pero la gran mayoría de quienes vinieron al sur, a Tijuana, para esta reunión, eran jóvenes, cientos, quienes creen ardientemente en “otro camino de hacer política”: el camino zapatista.
Estudiantes de
Laura Palomares vino de California para dar testimonio de que los estudiantes en el sistema de educación superior del estado de California que no cuenten con un número de seguro social (es decir, que no son ciudadanos de los EE.UU.), tienen que pagar 3 veces más por la matriculación, que los estudiantes que son de otros estados (que a su vez pagan más que los estudiantes provenientes de California). Ella insistió en proponer una ley ahora ante
María Federico y Consuelo Aguilar llegaron de Tucson, Arizona, donde trabajan en las escuelas: “Es el único distrito escolar en los Estados Unidos que tiene estudios chicanos”, notó Maria. Y fue una de las muchas donde los estudiantes se salieron de las clases, el último Primero de Mayo, durante el Gran Boicot Norteamericano –la primera huelga general en los Estados Unidos desde los años treinta–, en protesta contra las leyes migratorias represivas.
Sandino Gómez, también de las Boinas Marrones, habló de cómo la guerra en Iraq toca más fuerte a los jóvenes chicanos. “Hay más reclutadores militares que consejeros académicos en nuestra área,” notó.
Los compañeros Nelson y Mario, del Instituto de Educación Popular, explicaron las vidas difíciles de los jornaleros quienes esperan en las esquinas cada mañana desde California a la isla de Nueva York, para que los contratistas los empleen en ese mismo momento para hacer construcciones, para cosechar u otro trabajo manual. “Los jornaleros esperan en condiciones de aburrimiento,” dijo Patricia Nuño de la organización Internacional de Trabajadores del Mundo (IWW o los Wobblies, el “Gran Sindicato Único” de los años veinte y treinta, nacido otra vez en el siglo 21 en América). “No tienen comida, ni agua, y son molestados por la policía. Tienen que aguantar todo.” Agregó con dignidad: “Soy la hija de un jornalero.”
Muchos muros, vistos y no vistos
Una madre sin pareja del Otro Lado platicó: “Tengo que estar en casa, cuidando a mis hijos. Muchas gracias; no nos pagan por esto. Aquí, en este encuentro, también están las mujeres cocinando. Por favor agradézcanles.”
Otras mujeres hablaron de enfrentarse con el machismo y el sexismo dentro de sus comunidades y también en movimientos políticos. “Ser feminista no es nada en contra de hombres,” dijo la compañera, Rosalba. Otra, Alicia, habló de la violencia doméstica. “El problema peor es de las víctimas sin defensa, los niños son testigos de la violencia de sus papás en contra de sus mamás.”
Representantes de un sector de
Los granjeros de
“El muro”… dijo Marcos, sumando todos estos testimonios y más, …no sólo es “esa pared que se supone que está dividiendo un país de otro.” Los muros se ponen, dijo, en contra de los chicanos, en contra de los que hablan en “espanglish”, en contra de mujeres, homosexuales, lesbianas, ancianos, hijos… “Resulta que de todos esos muros, no todos vienen de arriba: muchos los estamos poniendo nosotros”.
Hablando de las lecciones aprendidas por los indígenas zapatistas de Chiapas de otros perseguidos por ser diferentes, dijo: “no es cierto que hay hombre y mujer, hay otras cosas. No es cierto que hay norteamericanos y mexicanos, hay otras cosas”.
Recordando que varios oradores durante el día se referían a ellos mismos diciendo “soy chaparrita”, mientras ponían el micrófono más abajo para poder hablar, Marcos recordó a la comandanta zapatista Ramona, quien murió el ultimo 6 de enero cuando
Y así,
Continuará…
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