13-10-2006 |
Presentación en el Encuentro Mundial de Intelectuales y Artistas en Defensa de
James D. Cockcroft
Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala por Chelo Ramos |
En el contexto del creciente desafío que América Latina y el Caribe, así como otras regiones del mundo, presentan al imperialismo usamericano, México ha experimentado un golpe de estado electoral diseñado o apoyado por fuerzas de la derecha favorables a las grandes corporaciones, al narcotráfico y al clero, y por sus aliados en los medios de comunicación, la embajada de Usamérica y Washington. Esta es una nueva fase crítica en lo que he denominado “la introducción de dictaduras por etapas” tanto en México como en Usamérica. La crisis resultante se relaciona más con los 25 años del reinado del neoliberalismo económico y las respuestas de los movimientos sociales mexicanos, que con la política electoral como tal.
En América Latina, el neoliberalismo económico ha socavado la industria local, el pequeño campesinado y las oportunidades de trabajo, así como toda la credibilidad o legitimidad de las limitadas “democracias burguesas” logradas por las luchas populares contra las brutales dictaduras militares de los años 1964-1982. El gradual genocidio económico del neoliberalismo en contra del pueblo ha ocasionado incontables muertes prematuras y ha generado una pobreza humillante para más de las tres cuartas partes de la población de la región, una disminución de la capacidad de ascenso de las clases medias, desesperados esfuerzos de defensa de las menguadas filas de los trabajadores organizados y oleadas de migración interna y externa. También ha producido la multiplicación de los movimientos sociales y giros electorales hacia la izquierda que, en el caso mexicano, incluyen las elecciones presidenciales robadas en 1988 y 2006.
El imperialismo usamericano ha respondido de manera violenta, con métodos que tienden cada vez más hacia lo militar y paramilitar: construcción de nuevas bases militares; amenazas y actos terroristas contra los pueblos de Venezuela, Cuba, Bolivia y los llamados “estados fallidos” en toda la región; intervención militar para derrocar gobiernos elegidos democráticamente, como en Haití; desestabilización de gobiernos de centro/izquierda o populistas/nacionalistas; fomento de gobiernos paralelos del crimen organizado; más represión de estado y terrorismo paramilitar; conspiraciones al estilo de
El golpe electoral mexicano fue preparado y puesto en marcha antes y después de la fraudulenta votación presidencial del 2 de julio de 2006. La participación ilegal y delictiva de la oficina del presidente Vicente Fox en contra de la futura campaña del candidato de centro-izquierda, Andrés Manuel López Obrador, incluye a los “videoescándalos” en
Luego, durante la campaña, la oficina de la presidencia usó fondos públicos y a los medios de comunicación privados y monopolizados para demonizar a López Obrador, repitiendo una y otra vez la acusación del director nacional de inteligencia de Usamérica, John Negroponte, de que López Obrador representaba un “peligro” para México. Esto formaba parte de un plan más amplio de “guerra sucia” en la campaña electoral dirigida por el candidato del partido de Fox, el conservador Partido de Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón Hinojosa.
Las pruebas disponibles sugieren que López Obrador obtuvo entre medio millón y dos millones de votos más que Calderón, el ganador “oficial” por un margen de apenas 0,58%, y que la burguesía mexicana y el imperialismo usamericano seguirán tratando de impedir un México gobernado por López Obrador o por quienes piensen como él. ¡Ahora hay planes de quemar todas las boletas electorales, como se hizo en 1988, en lugar de recontarlas!
Como consecuencia de ello, han surgido formas incipientes de “poder dual”. Un movimiento de resistencia cívica, pacífico y disciplinado, ha tratado de evitar que se repita el infame robo de las elecciones presidenciales ocurrido en 1988, defendiendo la legitimidad de la nueva presidencia de López Obrador, a quien el movimiento pretende juramentar el 20 de noviembre, “Día de
El movimiento mexicano por una nueva república es producto de más de dos décadas de protestas sociales contra el neoliberalismo y la entrega de gran parte de la economía nacional a bancos y corporaciones extranjeros, especialmente después de la entrada en vigencia del TLC y el levantamiento zapatista del 1 de enero de 1994. Desde el 2 de julio de 2006, han ocurrido tres megamarchas, en la última de las cuales, el 30 de julio, participaron al menos 2,5 millones de personas, o uno de cada 40 mexicanos. También se celebró una “asamblea y vigilia popular” durante siete semanas, las 24 horas del día, en 47 campamentos instalados en los
El 1 de septiembre, miembros del PRD, el segundo partido del Congreso recién elegido, junto con varios nuevos legisladores izquierdistas, impidieron que el presidente Vicente Fox presentase su informe de Gobierno al Congreso. El 16 de septiembre,
“Queremos vivir en una patria diferente, ya no queremos que haya mexicanos de primera y de segunda, no queremos que haya 50 millones de pobres que carecen hasta de lo más indispensable cuando México ocupa el cuarto lugar en multimillonarios en el mundo, ya no queremos vivir en un mar, en un océano de desigualdades. ¡Arriba los de abajo!”
No es ninguna sorpresa que innumerables mexicanos estén participando en este movimiento nacional encabezado por López Obrador y
Igualmente importante, en el estado mayoritariamente indígena de Oaxaca, donde el PRD ganó las elecciones del 2 julio, un asombroso movimiento pacífico, que ya dura cuatro meses, de maestros, estudiantes, campesinos, obreros, pequeños comerciantes e, incluso, algunos policías, ha creado la “comuna de Oaxaca” y una forma de poder dual bajo los auspicios de
En este momento, cuando termino de escribir este artículo (2 de octubre de 2006), más unidades de
Movimientos organizados unitarios iniciados por pueblos indígenas, mujeres y jóvenes, en su mayoría campesinos, maestros, estudiantes, dependientes, vendedores ambulantes, desempleados y sindicalistas, están creando “comunas” en otros estados como Guerrero. Mientras tanto, los municipios autónomos de los Zapatistas en Chiapas siguen gobernándose y defendiéndose de las fuerzas paramilitares del gobierno y los escuadrones de la muerte.
Las élites políticas y empresariales mexicanas temen que estos ejemplos bien organizados y altamente disciplinados de acción directa del “poder del pueblo” sigan creciendo. Aún más, en la izquierda mexicana, tanto en la nueva coalición anticapitalista forjada durante la “Otra Campaña” no electoral que los zapatistas desarrollaron durante un año, como en los diversos movimientos multiclasistas que apoyan a López Obrador, a los que ahora se han unido muchos de los grupos y personas que apoyaron
López Obrador, quien realizó una campaña basada en un programa moderado con visos de ser una modificación socialdemócrata del neoliberalismo, ha mostrado un agudo entendimiento de las masas y de la historia de México al moverse resueltamente hacia la izquierda a partir del 2 de julio. Al abogar por cambios revolucionarios sin violencia en beneficio de “los de abajo”, ha denunciado el neoliberalismo, promovido la seguridad social de “la cuna a la tumba” para todos, y advertido de los peligros de la cooptación. Los cinco puntos principales de su programa son proteger a los pobres, defender la soberanía y el patrimonio de la nación, incluyendo los recursos económicos básicos y la diversidad cultural, combatir la impunidad de los violadores de derechos humanos y los funcionarios corruptos, hacer realidad el derecho a la información y reformar las instituciones políticas.
Otras demandas de los movimientos de masas incluyen la aprobación de los Acuerdos de San Andrés de Larráinzar que garantizan el derecho de los indígenas a la autonomía y que recibieron el respaldo de
El futuro de México es tan impredecible e incierto como el movimiento de López Obrador hacia la izquierda. El papel del ejército sigue siendo objeto de acalorados debates. Algunos piensan que su mano estuvo detrás de la aprobación de las medidas para evitar una rumoreada pero falsa amenaza de asaltar el Congreso por parte de los manifestantes en septiembre. Cuarenta vehículos blindados y alrededor de 8.000 policías antimotines, incluyendo miembros de la impopular PFP, rodearon el edificio del Congreso. Pero algunos analistas señalan que es posible que el ejército no se atreva a reprimir directamente a un movimiento de resistencia cívica tan grande, disciplinado y pacífico. Internamente, en las Fuerzas Armadas existen diferencias de opinión e, incluso, elementos favorables al PRD. Muchos policías de Ciudad de México están comenzando a simpatizar con el movimiento. Además, López Obrador ha declarado que “una agresión de
Otra interrogante es qué papel jugarán en el futuro los Zapatistas, cuyas cuatro últimas proclamas evidencian una completa desconfianza en López Obrador, el PRD y en todos los políticos de “arriba”, pero respetan el nuevo movimiento de masas que está detrás de
...organizando e inventando otra forma de hacer política... Porque algun@s de abajo... ya identificamos nuestro dolor y al enemigo que lo causa: el capitalismo... no buscamos quién nos dirija, ni a quién dirigir. Y no buscamos conseguir desde arriba lo que se construye desde abajo.
En su quinto comunicado del último día de septiembre, sin embargo, el alto mando de los Zapatistas emitió una ligera autocrítica que concluyó con un plan detallado de debate interno entre todos los grupos e individuos que firmaron
A medida que las fuerzas de la derecha tratan de imponer un presidente ilegítimo y de consolidar una dictadura y a medida que la situación llega a niveles explosivos en todo México, se hace cada vez más urgente que durante la consulta zapatista a los adherentes de
Es muy importante señalar que los dos movimientos sociales más grandes que han surgido en los últimos nueve meses en América están dominados por mexicanos: el movimiento a favor de los derechos de los inmigrantes en Usamérica y el movimiento a favor de la democracia y contra el neoliberalismo en México. El movimiento de los inmigrantes ha comenzado a relacionarse con el movimiento en contra de la guerra y con el resto de los trabajadores organizados en Usamérica, así como con los movimientos indígenas y otros movimientos sociales en Canadá, Usamérica, México, el resto de América Latina, y con los movimientos por los derechos de los inmigrantes en Europa. Todos los economistas están de acuerdo en que sin el trabajo de los aproximadamente 12 millones de inmigrantes mexicanos indocumentados, la economía de Usamérica entraría en crisis. No obstante, a finales de septiembre el Congreso de Usamérica aprobó la construcción de un muro de
Cuanto más se unan estos dos enormes movimientos a ambos lados de la frontera México-Usamérica y cuanto más unan fuerzas los movimientos sociales de toda América, de Europa y del resto del mundo, mayor será el desafío al imperialismo usamericano y las esperanzas de la humanidad. Como afirmé en el libro que publiqué antes de las elecciones, “México: Momento histórico. Decisiones
Es posible que la celeridad con la que ocurran las transiciones distanciándose del neoliberalismo capitalista y la frecuencia de las rupturas con el capitalismo y el imperialismo, sean decisivas para el futuro de México, que se encuentra actualmente en un estado de semiinsurgencia, y para el futuro de todo el planeta. En última instancia, la humanidad no podrá salvarse si no crece, y pronto, la práctica del internacionalismo, ya vigorizado por los recientes sucesos en América Latina, el movimiento altermundialista y los encuentros internacionales como éste.
El internacionalismo es un proceso de solidaridad humana e intercambio de experiencias, de aprender del “otro”. Las personas reunidas aquí y en encuentros internacionales similares en todo el mundo, tienen la oportunidad de producir un cambio decisivo.
Permítanme ahora concentrarme en lo que este encuentro mundial de intelectuales y artistas puede hacer por México. En mi opinión, debemos proclamar aquí y en el creciente número de capítulos de nuestra Red de redes en Defensa de
Por último, debemos defender el derecho de habeas corpus y exigir que las autoridades usamericanas suspendan de inmediato todas las detenciones sin acusación o con falsas acusaciones, como en el caso de los “Cinco de Cuba”, a quienes considero verdaderos “héroes de la humanidad”, y de innumerables inmigrantes árabes, mexicanos y latinoamericanos. Debemos exigir que cese la impunidad de los torturadores del mundo y de los criminales de guerra de las últimas seis décadas y declarar nuestro apoyo a los inmigrantes del mundo. Al condenar una vez más al imperialismo usamericano y al gobierno de Bush, debemos estar seguros de expresar nuestro apoyo por el pueblo de Usamérica que enfrenta la llegada de la tortura y el fascismo.
Todo dependerá de la unidad e internacionalismo que puedan construirse alrededor de los movimientos sociales y de los gobiernos progresistas, dadas las crecientes presiones del imperialismo. Una unidad e internacionalismo que no sólo son posibles sino que son absolutamente necesarios. Los debates acerca de los socialismos de América Latina generalmente se basan en el principio de la creación de estados ecológicamente responsables de “poder popular”, donde el pueblo (o, en el lenguaje de los Zapatistas y cada vez más en el de López Obrador, los de abajo) sea, en palabras de
El Dr. James D. Cockcroft (Ph.D., Universidad de Stanford), autor premiado y activista por los derechos humanos, es profesor de Internet en
Chelo Ramos es miembro de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.
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