Un presidente débil
Octavio Rodríguez Araujo
En política no hay coincidencias. El extraño ritual en Los Pinos, televisado para todos los desvelados de México al filo de la medianoche entre el 30 de noviembre y el primero de diciembre, fue muy significativo: el presidente electo recibía la banda presidencial de un militar. Una segunda señal fue la entrada del presidente electo al Palacio Legislativo de San Lázaro: por la puerta trasera y protegido por militares. Una tercera señal fue la determinación de bajar el sueldo a todos los altos funcionarios públicos y subírselo al ejército. Una cuarta, también evidente, es el hecho de que en el presupuesto se plantea un aumento de 12.4 por ciento a seguridad y sólo 6.9 por ciento a gasto social. Y por si faltara una señal más, Flavio Sosa, uno de los más visibles líderes de
El mensaje es claro. Calderón parece haber dicho: "soy todo lo espurio que quieran y un presidente débil, pero me apoya la fuerza: la fuerza militar y policiaca, la fuerza empresarial, la fuerza de la ley por encima de la política, es decir, de la negociación". Y si hubiera alguna duda, ahí está, para ser ratificado por
El presidente Calderón está jugando con fuego, y si cree que contará con los priístas como Salinas contó con los panistas (todo su sexenio) está equivocado. Una cosa es que el PRI no haya querido dejar la plaza oaxaqueña, razón por la cual se mantuvo al margen en la toma de protesta del panista, y otra que le brinde su apoyo durante el gobierno de éste. El anhelo del Revolucionario Institucional es recuperar el poder después de la aventura a la que fue llevado por Roberto Madrazo (quien desapareció del mapa político mexicano), rehacerse internamente y aprovechar el desprestigio clasemediero del PRD por el papelón confuso y ambiguo que jugó el primero de diciembre, para recuperar puntos para las próximas elecciones (intermedias) de 2009. En política no se debe confundir la coyuntura con los planes de mediano y largo plazos. PAN y PRI aplauden la captura de Flavio Sosa, el segundo porque Sosa es un representante de la oposición a Ulises Ruiz, su gobernador, y los panistas porque lo han apresado las "fuerzas del orden" del gobierno federal. Pero no nos confundamos: priístas y perredistas coinciden, por otro lado, para que Zermeño Infante, presidente panista de la mesa directiva de los diputados, sea sustituido. Son dos ejemplos de los cambios de posiciones en el tablero político del país por razones coyunturales. En una palabra, el PRI no es, por ejemplo, el PVEM, sino un partido poderoso que no ha sido derrotado y que gobierna buena parte del país, mayor que la gobernada por el PRD.
Calderón sabe que apoyarse en el Ejército no es, como le ocurrió a Bordaberry en Uruguay, cederle el poder. El Ejército Mexicano no es golpista, lo único que quiere es mantener sus fueros especiales y, ¿por qué no?, mejorar sus condiciones. En este sentido no pienso que el presidente sea rehén de los militares. Pero sí lo es de los llamados "poderes fácticos", es decir, de los grandes empresarios, nacionales y extranjeros, que lo llevaron a
En suma, Calderón es un presidente débil que gobernará con la fuerza para favorecer a quienes lo favorecieron. Nada bueno podrán esperar de él los demás, los que no son grandes empresarios. Al contrario.
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