9 de mayo de 2009

PÁNICO ESCÉNICO :: La tragedia de Meyerhold.

Publicado en Reforma, Sección Cultura, el 8 de mayo de 2009.

José Ramón Enríquez.


Hace dos años, para una ponencia sobre La cultura de las izquierdas, en un seminario convocado por el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, partí de dos fotos de Vsevolod Meyerhold. En una encarnaba a Iván el Terrible; la otra, era su ficha de arresto por la NKVD, hace justamente 70 años, antes de su tortura, juicio y fusilamiento en febrero de 1940.

Mi idea era equiparar los totalitarismos políticos, aun de signos diversos, con cualquier integrismo religioso, y considerarlos como un auténtico peligro para la sobrevivencia en el mundo moderno. Por lo tanto, considerar el laicismo como pilar de la democracia. Laicismo frente a la mística de cualesquiera ideologías o religiones. Hoy, los integrismos han ganado fuerza en otros continentes mientras los totalitarismos han renovado su prestigio en el nuestro.

Y el caso de Meyerhold continúa probando que las víctimas de inquisidores, ayatolas o líderes mesiánicos no sufren sólo individualmente, sino que todos compartimos su tragedia. El teatro del siglo 20 perdió mucho más de lo imaginable con la muerte de Meyerhold y con la condena al silencio de su teoría y su práctica.

Trágica fue, también, la imposición en el pensamiento de las izquierdas de un realismo socialista, con más de estampa del siglo 19 que de realismo, y sin nada que ver con el socialismo, mientras el auténtico socialista, Meyerhold, era asesinado. Juan Antonio Hormigón lo presenta como un leninista congruente, seguidor de Lunacharski, y por ello enemigo de Stalin y el realismo socialista:

“Todo esto confiere a la lucha cultural mantenida por Meyerhold un carácter que supera los simples marcos teatrales y se convierte en parte de la lucha ideológica y política desarrollada en la URSS. Sus planteamientos culturales arrancan de las tesis leninistas... No fue contra el creador de espectáculos que se dirigió el brazo represivo stalinista, sino contra un hombre de cultura que en su práctica se opuso al proceso de desnaturalización revolucionaria que suponía el poder personal de Stalin, la asfixia de la democracia socialista y el constante atentado a su legalidad.”

Precisamente Juan Antonio Hormigón ha reeditado Meyerhold: textos teóricos, en la serie Teoría y Práctica del Teatro, de la ADE (Asociación de Directores de Escena de España), que se puede encontrar en las librerías de México.

Esta nueva edición se amplía con un texto para mí desconocido y que en mucho explica la violencia en la condena de Meyerhold. Me refiero a su Intervención el 14 de junio de 1939, en el Primer Congreso Nacional de Directores de escena, celebrado en Moscú.

Ya en 1930 se había suicidado Mayakovski, su amigo y camarada. Hacía un año, en enero de 1938, que su espacio teatral había sido cerrado por las autoridades y Meyerhold acusado de “formalismo, antisovietismo e izquierdismo”. En el mismo 1938 había muerto Stanislavski y habían ocurrido los “Juicios de Moscú”, modelo para los totalitarismos que se llaman de izquierda hasta hoy. Y, a pesar de todo o quizás por ello, Meyerhold cerró su participación con estas palabras:

“Esa cosa indigente, pobre, que pretende llamarse teatro del realismo socialista, no tiene nada que ver con el arte. ¡Y es que el teatro es arte! ¡Y sin arte no hay teatro! Vayan a los teatros de Moscú, vean esos grises y aburridos espectáculos que se parecen todos entre sí y que son a cual más peor... Donde hasta hace aún muy poco bullían con fuerza las ideas artísticas... donde se hacía el mejor teatro del mundo, reina ahora, gracias a ustedes, una triste mediocridad... ¿A eso es a lo que aspiraban ustedes? Si es así, entonces han cometido un verdadero crimen. Junto con el agua sucia han tirado al niño. ¡Persiguiendo el formalismo han aniquilado el arte!”

Con tal valor y dignidad hablaba el 14 de junio. El 20 de junio era detenido. El 15 de julio su mujer aparecía degollada. El 13 de diciembre enviaba una carta al fiscal de la URSS denunciando presiones y torturas. El 1 de febrero de 1940 lo condenaban a muerte y al día siguiente era fusilado.

Victorioso, Stalin sonreía.


1 comentario:

Puroshuesos dijo...

Hermosa entrada, por recordar a un artista más víctima de la opresión, y por recordarnos que los que se ponen la etiqueta de izquierda tambien tiene sus totalitarismos y crímenes. Considero que cualquier gobierno que caiga en el totalitarismo traiciona la lucha de los que lo levaron al poder, y que la defensa del totalitarismo que hacen muchos grupos autollamados de izquierda, sólo ha servido para empañar la verdadera lucha, y para confundir aún más a la gente, beneficiando con ello sólo a la derecha.
Por ello, la izquierda es muy culpable de que actualmente existan gobiernos de derecha seudomilitares en países como México o Colombia.
justo es defender a los otros países de América de cualquier intervencionismo gringo, a su libertad para autogobernarse y tener independencia ecónomica, y la libertad para ejercerla. Pero de ahí a justificar formas de gobierno totalitario, hay mucho trecho.
Bueno es ver que hay gobiernos como el de Bolivia, que llevan el ejemplo de una izquierda democratica y saneada de los vicios que heredamos de los partidos comunistas que seguían los mandatos del partido bolchevique.
Pero tampoco hay que olvidar que igualmente se están esparciendo los totalitarismos militares de derecha, ejemplos son México y Colombia. aquí se persigue a un grupo de creyentes-los de la Santa Muerte-y se utiliza cualquier pretexto-narco, epidemias, protestas-para meter más al ejercito en la vida cotidiana, y para imponer leyes más estupidas e intolerantes, y a encarcelar y perseguir a la gente más digna, mientras se protege a los criminales...

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