Por: Sergio Castro Bribiesca / Kraken Media.
Faltaban algunos minutos para la media noche. Ana Berenice de la Cruz Cortés se encontraba sentada en una silla negra, y junto a ella sus alimentos yacían intactos. El cuarto donde se encontraba tenía más parecido a un aparador que a un lugar de aislamiento que la policía otorga a “quien infringe la ley”.
A pesar de la incertidumbre y confusión, había lugar para una sonrisa en su rostro. Ana esperaba sentada ahí adentro, mientras, a unos cuantos pasos de ella, se encontraba su vigilante, un policía de investigación que mientras cuidaba a Ana, cenaba y llenaba sus manos de sofocante grasa. “A ver si ya me dejan cenar” dijo aquél guardián, mientras regresaba a su silla a seguir consumiendo sus alimentos.
En esa madrugada donde acababa el domingo y comenzaba la nueva semana, sus amigos de Ana aguardaban a unos 10 metros, en la entrada del Juzgado Cívico MAC 1, de la delegación Magdalena Contreras, “acción que violenta la Constitución”, según el abogado de Ana, Jesús Robles Maloof, debido a que Ana fue detenida en avenida Juárez, frente al hotel Hilton, y por lo tanto correspondía la Agencia 50, conocida como “el Búnker”.
Antes de que saliera el sol, la madre de Ana, Mónica, quien había ido a ¿dormir? envuelta en manto de preocupación e incertidumbre, llegaba con alimentos y fuerza para entregar a su hija. Conforme se acercaba la tarde la entrada del Juzgado Cívico se convirtió en una sucursal de la Universidad Claustro de Sor Juana, escuela donde Ana estudia la carrera de Comunicación Audiovisual.
Eran tres delitos los que se imputaban a Ana Berenice: ultraje a la autoridad, portación de objetos para agredir y resistirse u oponerse al arresto. En el momento de su detención –previa al inicio de la marcha-, que se dio el 1 de septiembre, alrededor de las nueve y cuarto de la mañana, sobre avenida Juárez, Ana iba con cuatro amigos; tres chicos y una amiga. Dos de los chicos lograron grabar el momento de la detención de Berenice, quienes también afirman, dicha detención fue “por parecer sospechoso”. Ana vestía de negro, tiene tatuajes y el color de su cabello rompe con los esquemas tradicionales.
“Revisen a todos los que vistan de negro y traigan mochila” se escuchaba en los radios de los policías que embistieron contra Berenice y su amiga, quien también vestía de negro. Los chicos no fueron revisados, quizás por portar otros colores de ropa, quizás por no traer mochila o quizás por su fisonomía.
Berenice fue la primera detenida de la jornada del #1SMx. Aficionada de los zombies, Ana portaba un tolete que usaría para un performance que “hablara sobre la represión por parte del Estado”. Lo traía guardado y al momento de ser encontrado, los policías optaron por decir que era culpable. “Ultraje a la autoridad” y “oponerse al arresto” eran dos delitos de Ana, y la tecnología (operada por su amigos) logró captar aquella acusación que con la imagen fue desmentida. Ana es inocente.
Después de la declaración hecha en el Juzgado de Magdalena Contreras, en el anochecer del lunes 2 de septiembre, las pruebas de su inocencia socavaron las acusaciones y todos esperaban, con una sonrisa dibujada en el rostro, abrazar de nuevo a Berenice. Sin embargo, en el transcurso de la espera, llegó la noticia de que los 16 detenidos por la marcha del domingo, entre ellos Ana, serían puestos bajo caución, lo que significa que habría fianza para todos, y seguirían su proceso en libertad, a pesar de que en el caso de Ana Berenice, había razones de peso para dejarla en libertad; y a pesar de que otros detenidos tuvieran delitos más sólidos para no alcanzar una fianza, y en otros casos, donde ni siquiera habrían declarado, pero ya tendrían una fianza que pagar.
Pasada la media noche empezó el movimiento en el Juzgado. Ana pasó un par de veces frente a la mirada de su familia y amigos antes de poder abrazarse. La fianza se pagó y Ana, a pesar de probar su inocencia llevará todavía su proceso en libertad. Su único delito fue parecer sospechosa, como lo afirmaron amigos y abogado.
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