28 de octubre de 2006


Palabras de la Comandante Miriam, Delegada 3
Mitin frente al Consejo de la Judicatura Federal

27 de octubre del 2006

Compañeros y compañeras: tengan ustedes muy buenas días, a todas. Soy la comandanta Miriam, delegada 3.

A nombre de nuestros compañeros y compañeras bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, decimos nuestras palabras:

Nosotras venimos a exigir el derecho de los compañeros y compañeras, presos y presas, para su pronta liberación de ellos y ellas. Y justicia para los dos compañeros asesinados en San Salvador Atenco. A nosotras, nunca vamos a dejar de reclamar la liberación de nuestras compañeras presas y presos.

Ustedes señores que ocupan cargo aquí, para llevar este caso de la justicia, nada están haciendo. Son unos irresponsables de este caso, porque no están tomando en serio sus trabajos, porque los que mataron y los que violaron a nuestras compañeras, todavía, todavía están sueltos y disfrutando su libertad.

Ustedes son cómplices de ellos, por eso no aplican la justicia como debe de aplicar. Porque nuestros compañeros los trataron como si fueran criminales, asesinos y transgresores de la ley. Y todo eso no lo son. Son compañeros honestos que luchan por una causa justa: por defender y cuidar la madre naturaleza.

Ustedes deberían estar en la cárcel por corruptos y asesinos, y por vender la riqueza de nuestra nación mexicana. Porque así los educaron a sus patrones que están allá arriba, como el presidente de la República y los gobernadores.

Nosotros como indígenas mexicanas que somos nunca vamos a humillarnos, porque sabemos que estamos haciendo por nuestros derechos, y con los pies firme y nuestra vista al frente. Y no nos avergonzaremos ante ustedes. Porque nosotros no debemos nada y no nos cansaremos de luchar por defender nuestra patria, porque es nuestra. Y ya nunca será saqueada lo que poco nos queda, y lucharemos por un México hasta donde haya igualdad y justicia para todos y todas.

Gracias compañeros.

Palabras de la Comandante Grabiela, Delegada 1
Mitin frente al Consejo de la Judicatura Federal

27 de octubre del 2006

Nuestros compañeros que están presos, por eso estamos aquí presentes de nosotros también. Nosotros chiapanecos, nosotros campesinos también, por eso aquí venimos a visitar, a ayudar también, porque están presos. Queremos que va a liberar compañero, porque ya no es tiempo que está en la cárcel, ya es mucho compañero.

Por eso venimos a hablar con ustedes, a acompañar con ustedes, que estamos juntos, vamos a luchar juntos donde vamos a poder compañeros. No vamos a cansar ahorita, vamos a seguir, ya estamos avanzando, por eso ya no tenemos miedo del gobierno, ahorita ya no.

Ya podemos a gobernar de nosotros también compañeros, por eso estamos aquí presente, a decirlo, para escucharlos todo nuestra voz. Por eso estamos invitando del otro nación internacional, por eso, estamos en la Otra Campaña. Lo vamos a seguir luchando compañeros, no tengan miedos por el gobierno, lo vamos a pedir que le va a liberar a los compañeros.

Solo.
¡La libertad, a los presos por luchar!, ¡libertad!

Palabras del Comandante Zebedeo, Delegado 2
Mitin frente al Consejo de la Judicatura Federal

27 de octubre del 2006

Buenas tardes, compañeros y compañeras que estamos aquí presentes para gritarle en los oídos de estos sordos que no saben escuchar.

Somos esta delegación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, nombrados por nuestros pueblos en resistencia, para exigir la libertad de nuestros presos políticos de San Salvador Atenco. Los compañeros Ignacio del Valle, Héctor Galindo, Felipe Álvarez, y los otros compañeros y compañeras presas actualmente. Como también exigimos para los asesinos de nuestros compañeros caídos: Alexis Benhumea y el compañero Javier Cortés, autorizados ya sabemos por los ladrones Vicente Fox, Enrique Peña Nieto y en complicidad del Constanzo de la Vega.

Ustedes no tienen esa mínima cara de hombría, de mostrar que son hombres de respeto a la ley, que tanto dicen ustedes. Solo saben decir, pero son ustedes los mismos criminales de las leyes. Y ustedes mismos quien pisotea los derechos humanos de los pobres, sedientos de la justicia de nuestro país México.

Ustedes no tienen nombre para criticarlos, ni para regañarlos, porque aunque les decimos perros o cachorros, eso no es un regaño, porque nos hemos dado cuenta cuando queremos regañar el verdadero perro, su respuesta es que mueve la colita —y eso que no estudiaron en ninguna universidad— y ustedes que fueron a la escuela, sólo los enseñaron como debe ser más salvajes que un verdadero salvaje.

Tenga un, tengo un cachorro que se llama San, y el pueblo mexicano le pone nombre y mueve la colita y me está respondiendo que sí oyen. Y en cambio el verdadero “tal”, que también el país México le ponga nombre, no oye, es sordo, no se da, no sabe dar un gesto humano, pero sí sabe robar, violar y, para el colmo, se pasan de llamar gobiernos.

Ustedes, si es que usted señor —si es que usted merece esa palabra— José Maldonado, Wili Ear —pero ahora en qué país vienes— Vega Ramírez, quisiera decirte de otro modo: “mal sonado” de este país. Porque donde estás sentado sólo estás estorbando con tu intento de archivar el amparo de nuestros compañeros presos de San Salvador Atenco. Si no quieres trabajar, haragán, deja esa oficina, porque en este país queremos gente responsable que sepa atender a las personas necesitadas.

Si piensas que vamos a negociar la libertad de nuestros compañeros presos con dinero: te equivocas, porque no somos como los partidos políticos que negocian la sangre de los pobres, trabajadores del campo y de la ciudad.

También sabemos que ya hicieron recomendaciones a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, un castigo ejemplar para los policías cobardes, ellos racionales. Estaremos pendientes verlos que cumplan.

Esperamos ver también que cumplan sus cometidos la Comisión Nacional de Derechos Humanos, porque su débil recomendación que ustedes giraron, no son confiables, porque son de la misma estructura. Y jamás lo confiaremos, compañeros, ni un milímetro, ni un centímetro de nuestro confiar. Esos orejones que están aquí sentado, ojalá nos oyeran, o me escucho este coraje que traigo, que a través de mis humildes letras leí, para decirles, no para decirles gracias, sino para decirles que si no quieren trabajar, que entonces, nosotros, el pueblo le pongamos una escoba y se pongan a barrer las calles que están muy sucias.

Muchas gracias compañeros, muchas gracias compañeras.

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