27 de agosto de 2007

LA OTRA CHILANGA :: ¿Desaparecerá la RED@ctuar? [1]

RED@ctuar
Ideia Zabaldu.

En agosto de 2001, con la idea de generar un espacio que propiciara la participación reflexiva de sus compañeros de escuela (el Centro Universitario de Teatro de la UNAM) en torno al posible Congreso Universitario de la máxima casa de estudios del país, mismo que habría de celebrarse como respuesta a la huelga estudiantil de 1999, Sebastián López (ahora Liera, en homenaje personal al dramaturgo sinaloense Óscar Liera) dio vida a la RED@ctuar, entonces llamada red etérea y metavirtual de cambalache chorero y paratextual sobre artes escénicas y demás chunches. Cuatro años más tarde, después de dejar de lado el discurso epistemológico y de convertirse de red en sólo nodo virtual de cambalache chorero sobre artes escénicas, la RED@ctuar se permutó a partir de sus siglas en la Red de Encuentro y Diversidad para la Actuación, y su sitio güeb en caracol virtual.


Desde un principio, la RED@ctuar ha apostado a convertirse en “un espacio donde puedan interactuar diversas y variadas formas de sentir, pensar y actuar la escena, sin hacer de estos ejercicios un hecho aislado en la mar de acontecimientos sociales y culturales que nos rodean y afectan desde lo personal hasta lo global, pasando por lo local”; partiendo de un doble sentido de lo que por actuar entendemos: el actuar teatral y el actuar social. ¿Utópico? ¿Imposible? ¿Posible? El autor intelectual de ello nos dará respuesta a éstas y otras interrogantes.

¿Qué tiene que ver el zapatismo con el teatro, que es el espíritu que mueve a RED@ctuar?

Que el zapatismo es el espíritu que mueve al teatro del que se quiere hablar en
RED@ctuar.

¿No es eso muy reduccionista? ¿Cuántos teatreros conoces que sean zapatistas?

Todo depende de cómo se quiera entender al zapatismo; yo al menos quiero entenderlo, más que como una ideología como una práctica política que se construye todos los días; basta con que cada momento hagas tu mejor intento de no pasar por encima de nadie, de escuchar con respeto a quienes tengan una opinión distinta a la tuya, de querer que este país y este mundo sean mejores de lo que ahora son, de que apuestes por lo bueno que hay en cada una y cada uno de nosotros, para que, por lo menos para mí, tengas mucho de zapatista. El zapatismo no es propiedad privada de nadie. Se puede ser crítico de un movimiento como el zapatista, que lo mismo se expresa en un fracción supuestamente progresista de una sociedad civil que en un ejército que, como tal, dista mucho de alcanzar eso que algunos llaman democracia, y seguir siendo zapatista. Ser zapatista no quiere decir ser admirador de Marcos, ni proindígena a ultranza; ni sólo repetir frases como “mandar obedeciendo” o “queremos un mundo en el que quepan muchos mundos” como mero blof. Ser zapatista, para mí, tiene que ver entre otras cosas con la dignidad, la esperanza, la rebeldía, la creatividad, la inteligencia, la libertad, la justicia. Y eso también significa para mí ser hombre o mujer de teatro. Desde esa óptica, yo llamaría zapatista a más de uno de mis amigos o amigas que hacen teatro y a buena parte de los que no lo hacen, aunque pocos, por no decir ninguno, estarían de acuerdo conmigo en que así les dijera.


¿Considerarías entonces a la RED@ctuar un caracol zapatista?


Quisiera que lo fuera; pero no en el sentido de ser un foro que use al teatro como pretexto para hablar del movimiento zapatista; no sería justo para el zapatismo ni, mucho menos, para el teatro. Los caracoles zapatistas son espacios de diálogo entre la sociedad civil y las comunidades zapatistas; un puente, dicen ellos. Ese diálogo sólo puede darse entre iguales, donde la primera igualdad es, aunque suene paradójico, que son diferentes. Yo aspiro y suspiro porque la RED@ctuar sea también un puente entre quienes cuyas diferencias los hacen iguales.
En su libro Zapatistas, un mundo nuevo en construcción, el maestro Guillermo Almeyra escribe… a ver, mejor déjame leerlo, para no cagarme fuera de la bacinica…

Las manos se sumergen en la pila de libros más cercanos; apartan unos videos piratas sobre los hechos en Atenco que comparten espacio con otros de pornografía y unos cuantos discos de
Gerardo Peña y Lalo “El Guajolote”. El libro en cuestión tiene un formato parecido a las libretas de forma italiana y en su portada predominantemente amarilla una mujer zapatista que carga a quien parece ser su hija mira soberbia tras el paliacate a la lente de la cámara… otro video pirata, sobre “la dictadura de la televisión en México”, aparece de entre las páginas del libro que incluye fotos a color y en blanco y negro.

Éste es un libro que ha molestado mucho a la gente de la Otra Campaña, de la que soy adherente, como casi todo lo que escribe el maestro Almeyradice buscando las palabras que quiso citar de memoria- Aquí está… página 26; dice que el ejemplo de los zapatistas, cito: “estimula, no a imitarlos o reproducir su ejemplo, cosa que es imposible porque depende de las condiciones locales irrepetibles, sino a buscar nuevas vías, como ellos, creativamente, osando”… eso es lo que yo quiero que sea la RED@ctuar.


¿Qué le haría falta?


En primer lugar, resolver la autogestión; como dice Luis Valdez: si no hay independencia económica no hay independencia creativa. Esto va de la mano con tejer una red de escuelas y centros de teatro profesionales del país; de allí tendrán que surgir necesidades a cubrir, como ser un lugar virtual para intercambiar material como libretos de obras de teatro o generar una buena bolsa de trabajo entre recién egresados. Habrá también que empezar a salirse de la virtualidad y provocar encuentros físicos en las escuelas, foros, seminarios, talleres o hasta puestas en escena de las cuales pudiéramos ser coproductores. Paralelamente, vendría la construcción del espacio político, tanto para discutir y reflexionar, como para emprender algunas acciones con el teatro de la mano; por ejemplo, la defensa de los teatros del Seguro Social, la generación de público teatral entre jóvenes que sobreviven en las calles de las urbes mexicanas, entre indígenas y campesinos que no se identifiquen como tales, entre trabajadoras y trabajadores sexuales de los estados, entre obreras de las maquiladoras del país, etcétera; para acuñar el sueño de José Ramón Enríquez: teatro hacia los márgenes; que no sería otra cosa que teatro abajo y a la izquierda.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Al margen de las realidades sociales de cada país, aquí también hubo un movimiento independiente. Hoy es la base de gran parte del teatro que se hace, aunque ha perdido mucho de denuncia social...una pena...
Estupenda foto!

Anónimo dijo...

espero q no desaparezca la fuerza de estos grupos, saludos!

Anónimo dijo...

Hola Sebastian, espero que leiste lo que te puse ayer de la lectura de tu fecha de nacimiento.
Un saludo y un click del amigo conejín.

Sebastián Liera dijo...

Así parece ser en todo el planeta, Su Majestad, las comunidades de artistas e intelectuales se están alejando notablemente del quehacer político inmersos en una dinámica cuasi mercenaria; las excepciones son cada vez más pocas.

Pues esperemos que la fuerza no; aunque no podemos asegurar nada de los grupos mismos, estimado Persio.

Sí, lo leí; muchas gracias Conejín. Tan pronto me de un poco de tiempo me lanzaré para allá y agradecerte "personalmente".

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