12 de diciembre de 2006

JRA :: sobre la estructura de la otra campaña en el df

En una de sus intervenciones, el EZLN planteó sobre la Sexta Declaración de la Selva Lacandona : “La Sexta invita a unión a los que comparten esta definición con un reto: otra forma de hacer política; un objetivo: construir un programa nacional de lucha de izquierda anticapitalista; y un destino: una nueva constitución que es otra forma de decir, un nuevo acuerdo para una nueva sociedad”(…) La Sexta propone un modo: escuchar y aprender. Y propone cómo hacer esa escucha y ese aprendizaje: con otra campaña. Y hasta ahí.”
Esos objetivos, y la adhesión a ellos, es lo que nos une a quienes estamos hoy en la otra campaña. Es ese llamado, esos objetivos, ese modo de hacer política y el poder de atracción de uno de los movimientos antisistémicos más importantes del planeta lo que une ahora a quienes pertenecemos a la otra campaña. No más, pero no menos. Para pensar la estructura organizativa del Distrito Federal debemos recordar lo que nos une y el objetivo al cual nos adherimos: hacer otra campaña, impulsar la creación de un programa nacional de lucha. Quienes sostienen que debemos partir de otras premisas, de otros objetivos, de otras discusiones, de otros planteamientos, se equivocan, porque olvidan lo que nos une y ponen por delante lo que nos divide: nuestras posiciones teóricas, nuestras posiciones ideológicas, nuestros procesos grupales, nuestros procesos de lucha, nuestras distintas formas organizativas, nuestras distintas percepciones y evaluaciones, nuestros distintos principios, nuestros distintos valores. La estructura organizativa debe respetar esas diferencias y el proceso de construcción organizativa no puede olvidar los objetivos a los que nos hemos sumado al adherirnos a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Quienes plantean como método primero homologar principios, valores, conceptos y hasta posiciones teóricas como prerrequisito para la acción y la organización utilizan un método fundacional y no procesual. Plantean un método entre iguales y no diversos. Plantean un método que homogeiniza y no que respeta las diferencias. Es el método para fundar una sola organización, con un solo marco conceptual, con mismos principios, con los mismos valores, con la misma posición teórica, con una sola estrategia. No es el método para construir un proceso de unión de luchas y resistencias múltiples. No es un método de convergencia y acercamiento paulatino sino un método que elimina las diferencias para hacer clara la operación única de una sola organización.
El método fundacional no es malo en sí mismo, la mayoría de nuestras organizaciones lo utilizamos para crear nuestras organizaciones, delimitar nuestra identidad, nuestros horizontes, nuestros objetivos.
Pero no estamos creando una organización única y nueva sino un proceso de unión de luchas y organizaciones que ya tienen procesos propios. NO estamos FUSIONANDO nuestras organizaciones y luchas, sino construyendo un proceso hacia el programa nacional de lucha. Hasta ahí llega la propuesta de la Sexta Declaración. Cuando hayamos construido el plan o programa, tendremos que luchar por él y entonces no sólo estaremos en una fase de escucha, aprendizaje, organización, convergencia y construcción. Pasaremos a una nueva etapa que necesitará muy probablemente otra forma organizativa para enfrentar más eficazmente al poder y por supuesto, al sistema en su conjunto.
¿quiere decir que mientras tanto no debe existir organización alguna en la otra campaña? En lo absoluto. Para construir la otra campaña y el recorrido debimos organizarnos en los últimos 8 meses. Para responder al ataque en Atenco esa organización mínima funcionó para comunicarnos, tomar decisiones y movilizarnos. Para proponer algún tipo de estructura, debemos hablar sobre cuál es la fase para la que estamos organizándonos y cuál es el balance y los límites que tenemos ahora para hacerlo:
Sobre la fase: Hasta ahora, seguimos encontrándonos y conociéndonos en el Distrito Federal y nos estamos preparando para la segunda etapa que plantea la Sexta Declaración , que es la construcción del Plan Nacional de Lucha. Pero, debido a los hechos de Atenco tuvimos que actuar frente a la coyuntura. Hechos tan poco comunes como la verdadera insurrección que sucede en Oaxaca nos obligan a actuar también ahora en las distintas coyunturas.
Sobre el balance: Somos, de todo el país, el estado con mayor número de organizaciones adherentes, pero también con la mayor diversidad de formas organizativas, posiciones ideológicas y proceso de lucha. (el número total de organizaciones en el DF es de alrededor de 275) La estructura creada para el recorrido ha servido a muchos para seguir trabajando. Para otros no. En esa estructura ha participado cerca de la mitad de las organizaciones de la otra campaña en el DF. La otra mitad no participa en ellos. (en la estructura, es decir, en los 5 regionales mas los espacios de niñ@s, mujeres, indígenas, trabajador@s sexuales, estudiantes, trabajadores, cultura, presos políticos, disidencia sexogenérica, más los espacios de trabajo como la otra salud, o el grupo de afinidad de las organizaciones que reivindican los principios zapatistas, participan entre 100 y 120 organizaciones adherentes). Es evidente que hay dispersión, descoordinació n e incomunicació n con el resto de los colectivos y organizaciones. Si no comenzamos a reunirnos y coordinarnos no nos podemos conocer. Si no nos agrupamos no escuchamos y aprendemos del otro. Si no nos conocemos hay desconfianza, prejuicios y conden as. Todo ello provoca que las decisiones sean tomadas sólo por quien se ha agrupado. Los que no lo han hecho por innumerables motivos acusan a los de la estructura de tomar todas las decisiones y excluir. Los que se han agrupado se defienden argumentado que si no van a los espacios o construyen los propios no hay forma de saber su opinión y defienden el trabajo coordinado (que es mucho) que se ha realizado. Es evidente que esta situación no puede continuar. De ahí la necesidad de definir una propuesta mínima de estructura.
Sobre los límites. La organización de la otra campaña en el DF es incipiente, débil e insuficiente. Pero lo poco que se ha construido es un paso porque ha logrado que varios grupos se encuentren y trabajen de forma conjunta o bien que encuentren sus diferencias y decidan que no hay afinidad para chambearle. La estructura en el DF fue un experimento que esta casi agotado, pero que tiene elementos para poder pasar a una siguiente etapa organizativa. Sin embargo, la falta de cohesión, conocimiento, confianza y también la enorme diversidad ideológica, teórica y organizativa de quienes participamos NO PERMITEN proponer una estructura rígida y homogénea. Sino más bien flexible y heterogénea. Una estructura que debe además ser cuidadosa de las autonomías no sólo como principio ético sino también como problema práctico: no todos tenemos las mismas posiciones ni ideas pero sí tenemos consensos por los cuales podemos impulsar juntos la otra campaña y el programa nacional de lucha; no todos queremos trabajar con todos porque hay historias y procesos previos o durante este último año que nos acercan a unos y nos alejan de otros, pero sí tenemos tareas concretas en las que tenemos que coordinarnos. Cada organización o espacio de coordinación es autónomo para decidir sobre sus acciones y prioridades, pero autonomía también significa decisión propia para poder coordinarse, articularse, sumarse, accionar con otros y otras diferentes. Por último, evidentemente debe ser una estructura horizontal. El problema no es decirlo sino hacerlo y construir los métodos para ello. Desde nuestra óptica la horizontalidad no sólo se construye en las decisiones (todos decidimos todo) sino en el trabajo (todos hacemos todo). Por ello las decisiones y la estructura deben también equilibrar las cargas de trabajo comunes entre todos, de forma rotativa o distribuyendo el peso de la acción y el trabajo en todos.
Bajo estas premisas reales y no abstractas es como debemos pensar e imaginar una forma organizativa para la otra campaña en el Distrito Federal. Por ello es equivocado plantear formas organizativas para formar consejos de representantes o cualquier mecanismo que esté basado en la representació n piramidal. No hay ni confianza, ni la misma posición sobre las representaciones en las organizaciones (hay posiciones ideológicas, teórico y prácticas muy distintas). No existe además la organización que asegure la representació n de todos y todas. Como no existen mecanismos de participación para los adherentes individuales no podemos proponer consejos, o asambleas de representantes, o cosa alguna ya que implicaría su exclusión. (por ejemplo la propuesta de una organización un voto). Plantear estas formas organizativas es proponer formas desde lo abstracto y no haciendo un balance ni un diagnóstico de quien integra hoy la otra campaña en el Distrito Federal. En va rios estados del país han tomado distintas formas organizativas. Nosotros necesitamos una forma especial por nuestra situación específica y no un formato universal utilizado en otras organizaciones o movimientos. También formas organizativas que se van construyendo al caminar preguntando, modificándose según las necesidades y los objetivos.
Pero también es equivocado decir entonces que no haya organización alguna. Es absurdo porque ya hemos dicho que ya existe una estructura y está funcionando. Decir que no haya organización significa seguir centralizando las decisiones. Significa que la estructura actual se debilite aún más. Significa continuar con problemas de comunicación, coordinación, falta de cooperación, ausencia de posiciones políticas, etc. O por otro lado, significaría el inmovilismo y el verdadero estancamiento de la otra campaña en la inacción. Algunos lo proponen porque no han asumido las enormes tareas que han significado estos siete meses de trabajo. Otros lo proponen por reivindicar la falta de estructura como mecanismo para la horizontalidad. Ya muchos han hablado sobre el autoritarismo que implica la ausencia de estructuras y mecanismos de coordinación, que permite que las más viejas formas de hacer política se impongan.
Por ello planteamos esta propuesta de forma organizativa en el Distrito Federal que parte de la experiencia concreta de trabajo y los problemas reales en la otra campaña DF:
  1. FORMAR UNIDADES DE TRABAJO AUTÓNOMAS POR AFINIDAD.
Unidades, porque conformaremos con ello una forma organizativa para toda la otra DF pero de manera abierta y flexible. Unidades porque acercan a los similares.
De Trabajo. Porque lo que une es el trabajo que realizan, o cómo lo realizan o cómo lo piensan.
Autónomas. Porque deciden de forma independiente su trabajo pero permite la coordinación con otras unidades y con el total de ellas.
Por afinidad. Porque acerca a los similares con objetivos, tareas, discusiones, ideologías o trabajos afines y que pueden tomar decisiones por consenso más fácilmente.
Esto es, cinco, ocho colectivos, o más, pueden formar una unidad de trabajo. Se pueden formar bajo el criterio más flexible que podamos tener para poder representar a la diversidad y la multiplicidad de visiones, formas organizativas, ideologías. El criterio sería abierto y no necesita disolver lo construido. Varios colectivos y organizaciones o ya trabajan territorialmente o han decidido comenzar el trabajo territorial. Una unidad de trabajo se puede formar entonces con criterio territorial. También con un criterio sectorial. Pueden ser la base los regionales o sectoriales existentes o formar otros, siempre y cuando sean espacios de convergencia y colectivos que agrupen a varias organizaciones. Pero también pueden formarse por temática de trabajo, medios libres por ejemplo. O bien por afinidad ideológica. (libertarios, zapatistas, otros, etc). Lo importante no es dónde tengo que estar y con quien tengo que coordinarme sino dónde y con quien decido trabajar. Todas las organizaciones deberemos conformar una unidad de trabajo con organizaciones cercanas, con quienes compartimos un objetivo de trabajo, con quienes nos identificamos ideológicamente, en fin, el criterio es abierto siempre y cuando sean afines. También los adherentes individuales pueden formar una unidad de trabajo, con 10, 15 personas o más y decidir dónde trabajar y cómo trabajar o bien participar en una de las unidades de trabajo ya formadas. La propuesta es agruparnos en unidades autónomas que faciliten las decisiones, las consultas, el trabajo, la comunicación, el intercambio. Es muy difícil hacerlo desde nuestras 275 organizaciones dispersas e incomunicadas por toda la Ciudad. Mucho trabajo se realiza de esta manera pero no es visible ni se ha integrado formalmente. Lo que proponemos es construir, conformar unidades de trabajo que nos permitan tener quizá 25 o 35 espacios de coordinación o convergencia formados cada uno de ellos por 5, 8 o 12 colectivos. Las unidades no representan al “sector” o a toda la región o a todos los que trabajan en el tema, ni a todos los de una ideología, sino solamente a los colectivos y personas que convergen en la unidad de trabajo. Sugerimos además que en espacios ya creados pero que tienen problemas para llegar a acuerdos, conformen unidades distintas que puedan hacerlo. Si una regional o sectorial se pelea constantemente pueden formar unidades distintas de trabajo. La consigna debe ser TODOS A FORMAR O PARTICIPAR EN UNA UNIDAD DE TRABAJO.
  1. FORMAR ENLACES EN CADA UNIDAD DE TRABAJO AUTONOMA; FORMAR UN ESPACIO DE COORDINACION y UNA ASAMBLEA CUATRIMESTRAL
Formaríamos un espacio de todos aquellos que deseen coordinarse. Los que no lo deseen no tienen que hacerlo. Pero la propuesta es que sí formen su unidad organizativa y un enlace. ¿con que objetivo?. La comunicación entre todos y todas. Un espacio de coordinación no representaría más que a los que llegaran a la reunión. Nadie podría hablar como la otra campaña DF, sino como espacios y organizaciones específicas de la otra campaña. Supongamos que la mitad de las unidades de trabajo tomaran una decisión en un espacio de coordinación. La decisión valdría sólo para los presentes, pero a través de los enlaces y unidades habría comunicación con el resto de las organizaciones y personas que de forma autónoma podrían decidirse sumarse o no a la decisión. En temas muy trascendentes podría haber periodos de consulta aunque no todos acudieran a un mismo espacio físico. En decisiones divididas podrían impulsarse varias tácticas o varias acciones de corte distinto. Para quienes no pudieron estar presentes en la decisión pero están de acuerdo con ella, tendrían la información para hacerlo. El número de unidades (más reducido) facilitaría la convocatoria inmediata en emergencias o la consulta urgente para pronunciamientos o cartas solidarias. Este tipo de convergencia nos permite tener mayor capacidad de diálogo, discusión, reflexión y posibilidad de consensos. Las unidades permitirían que TODAS las organizaciones e individuos pudieran contar con la información para tomar decisiones o ser consultados. Una vez formadas todas las unidades podríamos contar con herramientas de comunicación más accesibles que permitan de una manera más ordenada difundir las posiciones y las acciones de cada unidad. La otra campaña DF se movería más como una red de unidades autónomas que como una organización única que no es ni pretendemos que sea. Sería más –quizá temporalmente- una red de diversidades que un espacio único de decisiones. Así como no se debe homogeneizar las posiciones e identidades, tampoco todos tenemos que hacer lo mismo ni trabajar en lo mismo. Los trabajos pueden ser articulados desde las unidades, sin implicar que ciertas tareas o trabajos son más meritorios que otros. Es la estructura más flexible y abierta que se nos ocurre bajo la argumentación y diagnóstico que hemos descrito. Pero es también el mínimo que necesitamos para poder comunicarnos y terminar de agruparnos todos los adherentes en el Distrito Federal.
Por último, podemos convocar cada 4 meses una Asamblea similar a esta para poder reorientar, modificar el rumbo con un espacio no sólo de coordinación sino también de reflexión, intercambio y diálogo.
  1. Por último proponemos un método para tomar decisiones por consenso. Ahí sí, necesitamos una reflexión y propuestas metodológicas sobre qué es el consenso y como construirlo. Nosotros, nosotras en jóvenes en resistencia alternativa hemos enviado una propuesta metodológica en un archivo adjunto a todos en la lista del Distrito Federal. El método para tomar acuerdos por consenso es indispensable para evitar el voto, el mayoriteo, pero también el obstruccionismo de unos cuantos.
La otra DF necesita una estructura ahora. No para cuando caiga el capitalismo. La otra DF necesita comunicación para conocernos, respetarnos y encontrar posibilidades de convergencia y unión. La otra DF necesita una estructura para hacer otra política, horizontal, incluyente, abierta, diversa. La otra DF necesita de otros métodos, otras prácticas, otros modos. Esta es sólo una propuesta para intentar hacerlo.

jovenes en resistencia alternativa
sueña, genera, desobedece, crea, baila, lucha, imagina, resiste, construye... otro mundo posible.

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