Manta-ofrenda realizada por diversos artistas en Sinaloa que,
|
Doña Berta Nava y don Tomás Ramírez, mamá y papá de Julio César Ramírez Nava; doña Cristina Bautista, mamá de Benjamín Ascencio Bautista, y Omar García Velásquez, estudiante normalista de Ayotzinapa sobreviviente a la masacre del 26 de septiembre de 2014, vienen acompañadas y acompañados de don Jacinto Flores, compañero del Congreso Nacional Indígena, y han expresado con una claridad y una lucidez sin cortapisas las razones de su andar por el sureste mexicano.
A primera vista, pudiera parecer que la caravana se limita a ser un rosario de lamentaciones, a cuál más válidas, por la ausencia violenta de sus hijos, en el caso de doña Berta, doña Cristina y don Tomás, o de sus compañeros, en el de Omar; pero, conforme uno va escuchando su palabra encuentra que de lo que se trata es de una invitación que es muchas invitaciones al mismo tiempo: la invitación a construir un mundo nuevo y mejor, que pasa necesariamente por la invitación a organizarse, a no olvidar, a no dejarse, a no esperar que la tragedia toque a la propia puerta, a sumar pasos con otras luchas y otros movimientos, a transformarse en la praxis del movimiento mismo.
Las y los familiares y amigos de los 46 ausentes de Ayotzinapa nos hablan de cómo han ido haciendo, como dijera el poeta, camino al andar: "Hemos ido aprendiendo", dice Omar; "No decíamos estas cosas hace nueve meses". "Venimos a hablar, pero también a escuchar lo que otros tienen que decirnos".
¿Qué cosas son esas cosas que doña Berta, doña Cristina y don Tomás no decían?
Que no es posible dar un paso atrás en la búsqueda, ni de los propios hijos, ni de los hijos de las y los demás mamás y papás, pues, los 48 (si se cuentan también los dos muchachos heridos de gravedad) son ya hijos de todas y todos.
Que están dispuestas y dispuestos a defender como sea la Escuela Normal Rural "Raúl Isidro Burgos" porque no solo se perdería la que quizás sea la única opción educativa a nivel superior para estos jóvenes sin recursos económicos, sino porque en sí misma la Normal de Ayotzinapa es un ingrediente de transformación social que incide en la mejora de sus propias realidades.
Que el dolor, al transformarse en acción, en movimiento, se convierte en una experiencia de la cual se va aprendiendo todos los días.
Que urge hacer alianzas con gente y organizaciones de otros lugares, de otros pueblos, para fortalecer una serie de movimientos hasta ahora aislados pero con igual enemigo: el sistema de burla, robo, represión y explotación que se hace llamar a sí mismo como modernidad y progreso: el capitalismo.
Ayotzinapa es la versión colectiva del cuento aquél en el que un niño grita que el rey va desnudo; solo que ahora más de 50 muchachos, ora perseguidos, ora heridos, ora asesinados, ora desollados, ora desaparecidos, le han dicho y le siguen diciendo al mundo que el rey, léase el Estado capitalista, va desnudo; pero, no solo eso, Ayotzinapa es también la continuación del mismo cuento, donde se narra lo que las mamás y los papás van haciendo luego de haber escuchado el grito de sus hijos que desvela el maquillaje al estado mexicano; mamás y papás que tras ver al poder de arriba en toda su desnudez han entendido que no pueden rendirse.
Al final de la visita por Canicab, enmarcada por un par de arcoiris que coloreaban el horizonte, los organizadores nos invitaron a hacer un pase de lista para no olvidar; así, la simple numeración de otras manifestaciones y eventos se convirtió en la mención por sus nombres de los tres caídos: Daniel Solís Gallardo, Julio César Mondragón Fuentes y Julio César Ramírez Nava, precedida de la palabra: ¡Justicia!; y de los 43 desaparecidos: Abel García Hernández, Abelardo Vázquez Periten, Adán Abrajan Mora Venancio, Antonio Santana Maestro, Benjamín Ascencio Bautista, Bernardo Flores Alcaraz, Carlos Iván Ramírez Villarreal, Carlos Lorenzo Hernández Muñoz, César Manuel González Hernández, Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, Christian Tomás Colón Garnica, Cutberto Ortiz Ramos, Dorian González Parral, Emiliano Alen Gaspar de la Cruz, Everardo Rodríguez Bello, Felipe Arnulfo Rojas, Giovanni Galindes Guerrero, Israel Caballero Sánchez, Israel Jacinto Lugardo, Jesús Jovany Rodríguez Tlatempa, Jonás Trujillo González, Jorge Álvarez Nava, Jorge Aníbel Cruz Mendoza, Jorge Atonio Tizapa Legideño, Jorge Luis González Parral, José Ángel Campos Cantor, José Ángel Navarreta González, José Eduardo Bartolo Tlatempa, José Luis Luna Torres, Joshvani Guerrero de la Cruz, Julio César López Patolzin, Leonel Castro Abarca, Luis Ángel Abarca Carrillo, Luis Ángel Francisco Arzola, Magdaleno Rubén Lauro Villegas, Marcial Pablo Baranda, Marco Antonio Gómez Molina, Martín Getsemany Sánchez García, Mauricio Ortega Valerio, Miguel Ángel Mendoza Zacarías, Saúl Bruno García, Luis Ángel Abarca Carrillo y Luis Ángel Francisco Arzola, precedida de la frase: ¡Vivo se lo llevaron, vivo lo queremos!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario