31 de octubre de 2006

El secretario de seguridad pública del DF encamina mediáticamente la maquinaria represiva contra la Otra Campaña.

A raíz de diversas manifestaciones en la Ciudad de México exigiendo el cese a la represión en Oaxaca, el secretario de seguridad pública capitalino ha comenzado el linchamiento y las descalificaciones de la Otra Campaña en los medios de comunicación corporativos para justificar la represión contra activistas sociales

Muchachos mal portados
Sebastián López

Cada vez está siendo más claro que cuando el poder dicta y el dinero manda, la estupidez se contagia. No basta con que el hombre que finge ser presidente de este país nos haya prodigado a la largo de su sexenio una retahíla de idioteces que van desde el ya famoso "¿y yo porqué?" hasta el polémico "los mexicanos hacen trabajos que ni los negros quieren"; pasando por aquello de que su partido era tan de abajo, tan del pueblo, como el Partido Popular español, o ese otro que también hizo algo de ruido, sobre "las lavadoras de dos patas".
Ahora, también usted señor Ortega, en su casi extinta calidad de secretario de seguridad pública del Distrito Federal, declaró que no fueron integrantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) quienes protagonizaron el enfrentamiento con sus hombrecitos vestidos de azul y una que otra mujercita, sino estudiantes universitarios: "se portaron mal los muchachos", dijo.
¿Quién se cree usted señor? ¿Papá Pitufo? ¿Acaso imagina que debiéndose encargar de la seguridad pública de las y los capitalinos usted es algo así como un pater familia cuyo trabajo consiste en dirimir si lo que repartirá cada nuevo día serán golpecitos condescendientes con la palma abierta sobre la testa de su prole o sendos coscorrones? No es de extrañarse, su antecesor y, gracias al perredismo paleontopriísta, próximo jefe de gobierno padece de desviaciones profesionales parecidas; sólo que él, a coro del mismo jefe y el mismo patrón suyos, los señores López Obrador y Slim Helú, tenía que descifrar a qué se refería el demócrata neoliberal de Macuspana con eso de "primero los pobres": ¿primero les articulamos en la política clientelar pri-perredista o primero les sonamos con la ley de cultura cívica?
Y claro, como el paternalismo, además del cretinismo, también parece ser contagioso, sus muchachos, los "bien portados", esos que tras sus cascos y escudos se liban los bigotes reales o ficticios imaginándose ser policías del Estado de México para violar a las manifestantes que se les ponen enfrente, la agarraron contra los muchachos que, según usted señor secretario, "se portaron mal". Pero resulta que se equivocaron y, además, como luego se dice, se equivocaron gacho.
En primer lugar, como los policías que dispararon 41 veces atinándole 19 a Amadou Diallo en la Nueva York que mal gobernaba el Rudolf Giuliani que pagado por Slim vino a dar cátedra de represor al carnal Marcelo de Andrés Manuel, agentes de la SSP-DF que usted encabeza, vestidos de civil para dizque pasar desapercibidos, arrestaron a jóvenes que no habían participado de los enfrentamientos que tanto lamenta. Con ello, los oficiales no nada más incurrieron en una violación al multimentado estado de derecho que tanto pregonan los funcionarios que dicen guardar el orden público (incluyéndolo) al hacer detenciones ilegales sin flagrancia de por medio ni orden de arresto, sino porque las y los jóvenes aprendidos ni siquiera habían incurrido en falta alguna.
Por el contrario, entre las y los detenidos, adherentes de la Otra Campaña, iban monitores de derechos humanos y trabajadores de radiodifusoras independientes, además de estudiantes; cubrían la movilización que se había realizado en demanda de la salida de las fuerzas represivas del gobierno federal y la renuncia de Ulises Ruiz Ortiz como gobernador de Oaxaca; y entre ellos hubo quien inclusive llamó a esos muchachos, que el lingüifoxismo suyo ya etiqueta de "mal portados", para que no cayeran o iniciaran actos de provocación. En respuesta, los supuestos guardianes del orden y una que otra guardiana arremetieron contra estos mismos jóvenes activistas con golpes, insultos y demás vejaciones para luego "entambarlos".
¿Cómo ve, señor secretario, el comportamiento de sus muchachos? Aun cuando no es justificable la violencia, con actitudes así no cosechará, téngalo por cierto, sino más y más muchachos que "se porten mal". La indignación, cuando se mezcla con la impotencia, son malas consejeras, y de lo que resulte de ello a la rebelión generalizada los pasos son muy pocos.
Entienda, señor, que ahora las acciones de protesta no tienen como objetivo confrontarse ni con usted, ni con sus "bien portados" muchachos, ni con el gobierno para el que trabaja. Lo que estamos demandando (aquí me incluyo) es el fin de la represión en Oaxaca; por lo tanto, la renuncia del para nosotros exgobernador Ulises Ruiz y la salida de la Policía Federal Preventiva (PFP), el Ejército, la Armada y demás agentes de la Agencia Federal de Investigación (AFI) que les acompañan en su incursión militar.
El problema, como dice usted en alguna que otra declaración, no tiene su epicentro en la Ciudad de México, sino en Oaxaca; pero resulta, señor secretario, que para algunas y algunos de nosotros Oaxaca, como ésta ciudad, es parte de un mismo país y si, para decirlo con Terencio, nada de lo humano nos es ajeno; menos lo es cuanto ocurre en nuestra suave patria.
Así, o parecido, fueron las acciones de resistencia civil y pacífica encabezadas por su jefe, el señor López Obrador, e impulsadas por miles y hasta millones de mexicanas y mexicanos dignos y honestos contra el fraude electoral que sentará a Calderón Hinojosa en Palacio Nacional. Entonces, sus siempre "bien portados" muchachos hacían las veces hasta de taxistas y sus patrullas y camionetas de transporte público.
¿Qué hace la diferencia ahora señor secretario? ¿Qué en lugar de moñito tricolor los jóvenes traigan una estrella roja de cinco puntas? Cuando el famoso mega-plantón de Reforma y Juárez sus "bien portados" muchachos se paseaban sin toletes ni escudos por entre las casas de campaña, y cada que nosotros salimos a las calles se apostan frente a la embajada estadunidense, la bolsa de valores y el sheraton de centro histórico mientras aprovechan para hostigar "sutilmente" a las mujeres bonitas que pasan; emblemático, ¿no le parece?
¿Por qué mejor, en lugar de mandarnos a sus "bien portados" muchachos no presiona a sus altos mandos en el gobierno de la ciudad para que dejen de respaldar a Ulises Ruiz? El señor Encinas, tengo entendido, es un hombre de izquierdas (al menos eso dice en sus informes) y en nombre de ello aguantó la presión social de apoyar una causa justa como fue la demanda de contar voto por voto y casilla por casilla. Seguro nadie le dijo que Ulises Ruiz es priísta, ni que está señalado por corrupto, ha ordenado la represión a cargo de policías ministeriales en Oaxaca y que dispone de grupos parapoliciales afiliados a su partido para asesinar a las y los integrantes de la APPO; de otra forma no hubiera firmado a su lado un supuesto pacto de gobernabilidad que como signo de los tiempos actuales más parece otra cosa.
Dígaselo, señor secretario. Y de pasada dígale también que de lo contrario las movilizaciones y otras acciones similares continuarán en esta y otras ciudades de México y del mundo. Dígale, señor secretario, que multiplicaremos los escraches, los performances, la desobediencia civil y la acción directa noviolenta; y que entonces sus "bien portados" muchachos seguirán expuestos a esas huestes de jóvenes que "se portan mal". Dígale, y dígase a sí mismo, recuérdese, que ya van muchas que nos hacen; las más fresquitas vienen de Oaxaca y Atenco, y el mismo fraude electoral de este año; pero desde más atrás aparecen Sicartsa, Guadalajara, Cancún, Cuernavaca, Pasta de Conchos o Chiapas. Así, pues, es mucho el coraje y cada vez es menos la paciencia.
México, señor secretario, está inscribiéndose ya en la lista de naciones cuyos pueblos están diciendo ¡ya basta! de manera rotunda e inflexible, de la poca o mucha voluntad, habilidad e inteligencia políticas de sus gobiernos locales y federal, y no de si los muchachos se portan mal o no, depende cómo se sucedan las cosas. Fox, Abascal, Peña Nieto, Estrada Cajigal, Ramírez Acuña, Cárdenas Batel o Ulises Ruiz están ya, por su parte, en la lista de hombrecitos represores que ocupan "finísimas personas" como Zedillo, Salinas, Albores o los Figueroa. Usted, ¿en qué lista quiere estar?
Postdata que chotea el supestilito: Le recuerdo que desde la Otra Campaña, la misma que usted denuncia como el problema en esta ciudad capital, estamos convocando a diversas manifestaciones el 1 de noviembre y a un paro nacional el día 20 del mismo mes. Ambos días serán cruciales para saber si usted, por su parte, quiere inscribir a la policía del Distrito Federal en una fuerza de ocupación y no en una institución que guarde del orden público; tendrá, pues, que decidir si sus "bien portados" o valientes muchachos, ya que no pueden detener a los narcotraficantes que operan en la ciudad, llenarán las cárceles con esos muchachos que se porten mal.

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