Hermann Bellinghausen
Xilitla, SLP. 30 de noviembre. La otra campaña salió en el amanecer de 2006 al encuentro de mexicanos muy particulares. O quizás no tanto: "Vamos a buscar, y a encontrar, a alguien que quiera a estos suelos y a estos cielos siquiera tanto como nosotros", decía desde mediados del año anterior
Aún está por verse cuántos, y exactamente cómo, pero el largo viaje de miles de kilómetros efectuado por el delegado Zero y la karavana de medios alternativos que lo acompañó del sureste al noreste de
"Pienso que quieren exterminarnos como a las cucarachas, con esta hambre, con estos salarios, con esta marginación, con este control natal", dijo José Barrón, campesino nahua y huasteco, en el acto final de esta primera etapa, anticlimático en cuanto no fue especial. No más que las centenas de actos formales e informales, públicos y privados, en plazas de ciudades y pueblos, en comunidades indígenas, orillas de carretera, playas, embarcaderos, universidades, sindicatos, colonias miserables o cuando menos populares, gasolineras impugadas por los vecinos, sitios sagrados de los pueblos originarios, basureros, cárceles, líneas fronterizas, ríos desfallecientes, pozos usurpados, minas que matan lento o rápido.
El México de abajo. El frecuentemente invisible. El país negado, fragmentado pero mayoritario. El de los reprimidos. El que los partidos políticos han usado como productores desechables de votos. El que los programas del gobierno manipulan y desmembran. El que las policías federales, estatales y municipales persiguen, humillan y violan. El que no sale en los anuncios de televisión, que oculta la escenografía suburbana de centros comerciales eternamente idénticos. El "otro" México.
Ninguneada por los medios de comunicación, o si no vituperada, difamada, deformada, la otra campaña cumplió su cometido. En tiempos electorales y poselectorales, de calor y frío, polvaredas y aguaceros, halló gente de todo tipo, de a poquitos y de a muchos, desesperada o decidida, rebelde, resistente, organizada o en vías de organizarse, indignada y festiva. Que ahora se apresta a definir un programa nacional de lucha.
Compuesta también por delegados del Congreso Nacional Indígena, del Frente de Pueblos en Defensa de
En Xilitla, un alto rincón huasteco,
En una carta que leyó Marcos al concluir la reunión, los de El Sabino cuentan que se conformaron como ejido en 1920. Desde entonces llevan todo en contra. Y con el Procede "estamos peor que nunca". Al perder su lengua nahuatl, debido a las políticas de "educación" y segregación del Estado, los censos gubernamentales los desaparecieron como indígenas. Oficialmente quedan 15 por ciento, aunque en realidad son indios el cien por ciento. "Nos cerraron el paso".
Un hombre de Puerto Encinal lamentó la migración de hijos e hijas. "Hemos tirado lágrimas por ellos. Estamos pensando que a dónde se fueron los tratan mal, como esclavos, les pagan mal. Y cuando regresan ya no nos aceptan. Ni nuestra música". Y no es cualquier música: el maravilloso son huasteco, del cual el trío Alma Potosina interpretó e improvisó algunas coplas para el subcomandante Marcos. Los jóvenes van a Monterrey, la frontera o Estados Unidos a que les paguen mal y los traten peor.
Pero también hay el ánimo de un cambio. Otro campesino nahua confía: "Nos vamos a unir. Hagamos una cadena. Esta reunión ya es un signo, una muestra de que llegará una fecha en que sí lograremos lo que tanto hemos deseado".
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