AUSENCIA GÓMEZ
A
El movimiento social oaxaqueño, con la embestida represiva, está padeciendo un duro revés táctico; ya que la parálisis del terror dura un buen rato, el miedo nos hace pasar de lo festivo a lo discreto y silencioso. ¡Ah! Pero a cambio de esa menguada y breve "victoria", en el horizonte estratégico el movimiento ya triunfó y desde hace rato, cuando llega a Oaxaca la policía federal preventiva.
Expliquémoslo, vino según la boca que jura en vano a "restaurar el orden, la seguridad y la paz". Aceptado, hay orden armado ¿Seguridad? ¿Paz? Únicamente la seguridad del estado de excepción no declarado y la paz de los sepulcros perturbada por los gases lacrimógenos. Esto es lo evidente, el trasfondo, la gran derrota sufrida por el aparato de estado consistente en su desenmascaramiento, su gran exhibición de costa a costa, de frontera a frontera y a todo color del verdadero rostro opresor, el cuida empeñosamente en ocultar.
El discurso del Estado, sus leyes, instituciones políticas, gobiernos y tribunales, conforman la máscara que desde la escuela se nos inculca respetar ya que "El estado es el garante de la vigencia de la legalidad, la democracia y la paz social". Pero que nadie se atreva a tratar de hacer realidad lo que está escrito como derecho ciudadano, porque entonces será señalado, acusado, perseguido, torturado, encarcelado.
E
Uno aprende y luego (con complicidad involuntaria) enseña en la escuela, las garantías individuales, los Artículos 14 y 16 por ejemplo. Sabe que para ser detenido debe haber una orden de autoridad competente, lo mismo para catear automóvil y domicilio. Con esa confianza, el ama de casa va al supermercado y un estudiante a la papelería. Ambos son capturados, sometidos a torturas físicas y psicológicas, incriminados, encarcelados. ¿Y los Artículos Constitucionales? ¿Y los Derechos Humanos? Letra muerta.
Profas y profes, la cátedra de civismo que hoy recibe la población oaxaqueña le marcará por un largo tiempo en estas condiciones pretender enseñar educación cívica es una hipocresía mayúscula. A lo largo de la historia universal, para el Estado, el fin sí justifica los medios. El Estado no transita por los caminos de la moralidad y en Oaxaca, se nos muestra tal cual, en ese contexto el tirano es apenas un peón del poder que hoy sirve, mañana no.
I
Al final de cuentas Estado y Comuna no pueden coexistir porque uno y otra representan clases sociales con intereses contrarios y antagónicos. Y este es el otro gran mérito de los sacrificados oaxaqueños, haber logrado que el estado muestre que no es ni política ni socialmente neutral; por el contrario es instrumento de la clase en el poder y a ella sirve fielmente. De ahí que sus órganos crean y eliminan leyes a su conveniencia y de la misma manera interpretan su sentido. Ley es aplicada en beneficio del que tiene el dinero o el poder político o ambos.
¿La verdad? La única verdad verdadera es el boletín de la fuente oficial o empresarial; todo, absolutamente todo lo demás, no pasa de ser rumor. Lo estamos viendo y padeciendo.
Sea nuestro consuelo en estas horas amargas la certeza que el pretender ser dueño de su propio destino es el grito jamás ahogado por la sangre.
O
Lo que para el estado son "reos de alta peligrosidad" para nosotros son "Nuestros entrañables presos de conciencia", la mayoría jóvenes de ambos sexos, uno que otros profes y profas, amas de casa, gente común del pueblo mugroso. Al Estado no le importa perseguir el delito, aplicar
Pero no, ahora en el interior del hogar, con un discreto silencio, cada noche encendemos una vela, un ruego, por nuestros desaparecidos, por nuestras y nuestros prisioneros, por sus madres, esposas hermanas e hijas; por los varones que sufren la ausencia de hijas, esposas, madres. Una luz encendida porque el terror no nos paralice, la luz que iluminará más temprano que tarde el camino de vuelta, de Nayarit al hogar.
U
Nuestros hijos, esposos y padres han sido llamados peligrosos y violentos, dos adjetivos más al cúmulo de calumnias. El haberse atrevido salirse del rebaño, el reclamar su derecho, el ser ellos mismos, es lo que no les perdonan los opresores y los que prefirieron ser borregos. El pueblo oaxaqueño activista de
Los oportunos incendios sirvieron para borrar pruebas y hacer responsables a los "judíos, comunistas y socialdemócratas oaxaqueños". En la noche del 27 de febrero de 1933, los nazis hitlerianos incendiaron el edificio del Reichstag, acusando de ello a "judíos, comunistas y socialdemócratas". Con ese pretexto Hitler, promulgó leyes de excepción, persiguiendo, encarcelando y asesinando a sus adversarios políticos. Tiempo atrás, otro desquiciado, Nerón, incendió Roma para crucificar a miles de cristianos.
Así a lo largo de la historia se han comportado los déspotas. La historia da cuenta de cuál ha sido el final, y de quién a la postre fue la victoria; aunque tarde un poco.
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