13 de enero de 2007

DE LOS VECINOS DE ENFRENTE :: los trece años del sup

Javier Ibarrola

Y ahora, Felipe Calderón, quien para su fortuna no ha dicho nada sobre el tema, ya sea porque no hay necesidad de hacerlo o porque el Ejército lo convenció de que el EZLN realmente está acabado.
Allá en las profundidades de la selva chiapaneca, rodeado de sus cada vez menos cuates, aunque con mayor número de morbosos que se asoman a ver lo que queda del sub Marcos, los contingentes del llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional”, celebraron su trigésimo aniversario.
Pareciera, debiera realmente ser ya parte del anecdotario nacional la existencia de este tipo de grupos subversivos, que como el EZLN de hecho no lo son, pero el caso es que ahí siguen los encapuchados de la selva a la espera de ver qué le sacan ahora el gobierno de Felipe Calderón.
Desde que se presentaron en sociedad el 1 de enero de 1994, llevando al mundo a pensar que en México se gestaba una nueva revolución, a pesar de que muchas cadenas periodísticas no tenían ni idea de donde quedaba Chiapas, han pasado cuatro gobiernos, cuatro presidentes y la pantomima ahí sigue.
Fue a Carlos Salinas de Gortari a quien le reventó el asunto en las manos, y en lugar de ordenar al Ejército que acabara con la insurrección –cosa que hubiera ocurrido en tres días- decretó un cese al fuego unipersonal y mandó a la inmolación a Manuel Camacho en calidad de “delegado para la paz y reconciliación en Chiapas”.
Vino Ernesto Zedillo a formalizar legalmente la existencia del EZLN, con territorio y bandera propios, y a calificarlo como la “guerrilla buena”.
Después sería Vicente Fox, a quien según él sólo le tomaría “15 minutos” arreglar el conflicto; le ordenó al Ejército retirarse de sus bases y finalmente acabó diciendo: “a sus órdenes, señor Marcos”.
Y ahora, Felipe Calderón, quien para su fortuna no ha dicho nada sobre el tema, ya sea porque no hay necesidad de hacerlo o porque el Ejército lo convenció de que el EZLN realmente está acabado.
En un informe especial titulado “Situación del Autodenominado EZLN”, y entregado al gobierno civil en el último semestre del 2006, el Ejército Mexicano desmenuza los puntos finos de la actualidad zapatista.
El informe abarca desde el levantamiento: “Declara la guerra al Ejército Mexicano, desconoce la figura presidencial, rechaza el TLC y señala el establecimiento de un régimen socialista”.
El Ejército se concreta a enmarcar las acciones del Ejecutivo Federal en tres: ordena el empleo de las fuerzas armadas; suspende toda iniciativa de fuego y busca una solución política.
Cuando Vicente Fox toma posesión el 1 de diciembre de 2000 lo primero que hace es ordenar el retiro militar de 53 puestos de control y la suspensión total de reconocimientos aéreos y terrestres y de hecho le pone la alfombra roja a Marcos para que venga a la capital del país en “marcha triunfal”.
El informe militar de referencia apunta que en el segundo años de gobierno el EZLC ya reflejaba “signos de desgaste: muestra un activismo de resistencia pacífica; rechaza los programa gubernamentales y crea los ‘caracoles’ y las ‘juntas de buen gobierno’”.
Vinieron nuevamente las “alertas rojas”, las “declaraciones de la selva lacandona” y otras actividades de relumbrón, destacando quizá como más significativa, según el informe militar, la reunión privada que en octubre de 2005 sostuvo Marcos con representantes del “Frente Zapatista de Liberación Nacional”, ante quienes señaló su desarticulación, calificándolos como “el zapatismo cómodo”.
A partir de entonces la problemática interna del EZLN se agudizó. El informe militar apunta arias causas:
1.- La población no zapatista no tolera la intransigencia del grupo inconforme, generando riesgo de confrontación.
2.- Se estima que si las autoridades locales no ejercen alguna acción, se podría presentar una situación de mayor tensión en el área.
3.- Se continúa presentando deserciones en el grupo inconforme, debido a los malos manejos y actos de corrupción en sus “autoridades autónomas”.
4.-Se recrudecieron los problemas limítrofes entre los habitantes de los municipios de Chenalho y Chalchihuitan.
5.- Malversación de recursos económicos de los responsables de área en beneficio persona.
6.- La involucración de algunos de sus integrantes en actividades de tráfico de indocumentados, asaltos carreteros y siembra, cultivo, tráfico y consumo de enervantes.
Sin embargo, aún tiene en funcionamiento cuatro de las 10 radiodifusoras clandestinas, siete centro de radiocomunicaciones en las bandas de 80, 40 y dos metros; cuatro teléfonos satelitales y siete casetas con acceso a Internet.
Y a pesar de sus redes, la fiesta en Oventic, para celebrar la pubertad ezetaelenista, apenas si llegó a la página 40 de algunos periódicos, aunque nadie duda que el sub prepare su cale a Felipe Calderón.

fuerzasarmadas@prodigy.net.mx

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