Hoy Lunes 10 de Diciembre del 2007 es un gran día. Se inicia la celebración del sexagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que se prolongará durante todo el año. Y, coincidentemente, el inicio del juicio a un ex mandatario acusado de graves violaciones a los mismos: el juicio del Estado Peruano contra el ex dictador Alberto Kenya Fujimori Fujimori.
¿Quién es Alberto K. Fujimori Fujimori, y por qué se le acusa? Vamos a responder estas preguntas apoyándonos en un post anterior (Sumario al Fujimorismo Genocida) contrastándola con algunos aportes indagatorios del analista político Oswaldo Carpio (Alberto Kenya Fujimori Fujimori AKFF - Ayuda Memoria).
Alberto Kenya Fujimori Fujimori nace en Lima el 28 de Julio de 1938 en el seno de una familia de inmigrantes japoneses. En 1961 obtiene el título de ingeniero agrónomo en la Universidad Nacional Agraria de La Molina, del cual, tiempo después, sería uno de sus docentes y luego rector. En 1988 funda la agrupación política Cambio 90 y se presenta a las elecciones generales de 1990, compitiendo con el novelista Mario Vargas Llosa, a quien derrota en segunda vuelta.
En este proceso de la campaña electoral de 1990 toma contacto con Vladimiro Montesinos para “…ocultar la evasión tributaria que había sido descubierta por el equipo de campaña de Vargas Llosa. Los contactos de Montesinos en el Poder Judicial, permitieron archivar la denuncia. Desde entonces –marzo de 1990- se hicieron socios inseparables. (…) Fujimori sabía quien era Montesinos y cuales eran sus métodos. No fue un inocente engañado, ni sorprendido por el inescrupuloso asesor. Tanto supo quien era Montesinos que ocultó su labor durante casi toda la década del 90 y, cuando fue descubierto por la prensa, lo defendió a rajatabla” (1).
Estando en el poder encarga a su socio y asesor personal Montesinos (hoy preso en la Base Naval del Callao) fortalecer el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) para accionar el espionaje político del régimen, sistematizar la represión y amasar las inmensas fortunas de los principales líderes del gobierno fujimontesinista.
El 05 de Abril de 1992, en concordancia con lo dispuesto por Montesinos, da un autogolpe de Estado clausurando el Congreso Nacional, detiene a los principales líderes de la oposición y se embarca en un proyecto dictatorial (sometiendo a las instituciones estatales) so pretexto de combatir la subversión de Sendero Luminoso y el MRTA.
En su estrategia “antisubversiva” implantó una política de aniquilamiento del enemigo “terrorista” en todos los frentes: en el combate directo con las guerrillas en las “zonas de emergencia”, así como también, en las instancias políticas, académicas, gremiales, barriales, etc. violando flagrantemente los Tratados Internacionales y los Derechos Humanos.
Pisoteó la misma Constitución Política que promulgó estableciendo, en el Poder Judicial, tribunales ilegales con “jueces sin rostro” que avalaron los encarcelamientos masivos, las torturas, los asesinatos selectivos, las ejecuciones sumarias y las desapariciones forzadas de supuestos “terroristas”. Los enjuiciados en estos sumarísimos procesos no tuvieron las garantías necesarias de un juicio justo, ni la defensa idónea, como establecen las normas legales y constitucionales.
Cuando la Primera Dama intenta denunciar la galopante corrupción del régimen, Fujimori “…planeó asesinar a Susana Higuchi, a la que torturó en Palacio de Gobierno. Encerrada y aislada, las puertas de su habitación fueron soldadas. Fujimori y Montesinos realizaron una fuerte campaña psicosocial, calificándola de loca, desleal y traidora de su marido. Todo ello, porque lo amenazó con denunciar la corrupción que él y su familia organizaban diligentemente. Silenciar la denuncia de la venta de la ropa donada por el Japón fue el pretexto. Fujimori la destituyó del cargo de Primera Dama y se lo entregó a una desleal (con su madre) hija Keiko. Ese fue otro paso dado por él y Montesinos para el control absoluto del poder” (2).
Creó y desplegó por todo el territorio nacional a los tenebrosos escuadrones de la muerte (“Grupo Colina”) cuyos efectivos gozaron de total impunidad para detener, secuestrar, torturar y matar a cualquier persona sospechosa de tener vínculos con la subversión. Y luego los felicitó y los premió ascendiéndolos en sus rangos militares por los “grandes aportes efectuados en la ‘seguridad’ del país”. Y cuando fueron descubiertos y sancionados por la justicia, los amnistió porque, a su juicio, habían actuado como verdaderos patriotas en defensa de la patria.
Sojuzgó al Poder Legislativo intimidando y comprando adhesiones, como sucedió con los famosos “congresistas tránsfugas”, los mismos que consagraron una legislación contraria a los derechos de los ciudadanos y proclive a los intereses de las transnacionales imperialistas que literalmente se apropiaron de casi todas nuestras riquezas nacionales.
Se regodeó en el fango de una prensa servil y obsecuente que alababa sus prácticas mercenarias y represivas, magnificaba sus logros, silenciaba sus crímenes y, por el contrario, denigraba a todas sus víctimas y opositores.
Ahora -siete años después- el ex dictador enfrenta a la justicia peruana. Los crímenes que se le imputan son harto execrables. Quizá los más relevantes sean los casos siniestros perpetrado por el “Grupo Colina”: Barrios Altos y La Cantuta.
La matanza de Barrios Altos, efectuada la noche del 03 de Noviembre de 1991 acabó con la vida de 15 personas que se encontraban participando de una fiesta y entre los cuales se encontraba un niño de ocho años. Fue una masacre practicada con saña, alevosía y premeditación en la que los criminales, cubiertos los rostros con "pasamontañas", descargaron todas las balas de sus armas automáticas sobre los cuerpos tendidos en el suelo de estos indefensos pobladores. El testimonio recogido por la CVR a los sobrevivientes de esta masacre es de lo más espeluznante e invito a leerla aquí.
El secuestro y la ejecución de los nueve estudiantes y un catedrático de la universidad La Cantuta, realizado entre la noche del 17 y la madrugada del 18 de Julio de 1992, en la residencia estudiantil de esta misma universidad, fue perpetrado por el mismo “escuadrón de la muerte” (Grupo colina) quienes ejecutaron sin mayor preámbulo a estos universitarios y al docente y luego enterraron los cuerpos con cal, en un descampado, en el vano intento de desaparecer todo rastro de estas víctimas.
Estos crímenes abominables por los que será juzgado (amen de otros por corrupción, usurpación de funciones, malversación de fondos, peculado, asociación ilícita para delinquir) merecen tener una sanción ejemplarizadora. Porque sujetos como este individuo que no tienen honor ni dignidad , ni el más mínimo sentido de respeto por la vida humana, merecen nuestro más franco repudio y desprecio. En su personalidad –como bien dice Oswaldo Carpio- “… se han integrado lo peor de la cultura peruana y la japonesa: la ‘criollada’, la ‘pendejada’, la ‘manipulación’, el ‘populismo’, la ‘mecida’, y el cinismo con la frialdad, el cálculo, los grandes negocios y el pragmatismo de los políticos corruptos de la ultraderecha del Japón y de la Yakuza (mafia japonesa). Como decía un chiste popular refiriendose a su personalidad: si fuera japonés tendría algo de honor y, al ser descubierto, se hubiera hecho el harakiri… pero como es ‘peruano’, se hizo el cojudo” (3).
1 comentario:
este chino es un demonio, buen reportaje , que bueno que chile lo extradito! pues todos van a parar alla, como al sapo de menen...que se le castige realmente , no como a pinochet que realmente murio sin pagar!!
espero que el peru aprenda de esa epoca y se emancipe como su hermana bolivia!!!!
saludos libertarios
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