Por: Grupo de Acompañamiento Político de la Familia de Lesvy Berlín Rivera Osorio / Justicia para Lesvy Rivera Osorio.
Día 3. Hoy recordamos a Lesvy, la artista, la políglota, la gran amiga, la hija, la ciudadana del mundo.
Venimos por verdad y justicia, comienza otro día en la búsqueda. A la
recepción de los juzgados llegan Lesvy papá y Araceli, quien se
encuentra con otra madre sorora que la acompaña como Ara ha acompañado
muchas de las audiencias de las madres que buscan y esperan y exigen
justicia. Ese es el bordado de la sororidad que afuera, nuestras
compañeras, también representan.
Regresa el desfile de espaldas
anchas, llegan los abogados privados que contrató el acusado, esta vez
dicen que van a entregar la carpeta de investigación que el día de ayer
les solicitaron devolver nuestras abogadas previendo cualquier uso
inhumano de la información. Menos mal, el juez les había fijado 500 días
de multa de no haber devuelto dichos registros en un plazo de
veinticuatro horas. Los abogados entregan los documentos, se acercan a
darle la mano al hombre que defienden, en otras ocasiones les hemos
visto dar palmadas de complicidad en aquella ancha espalda color beige
que está siendo juzgada. Una vez más salen con una media-risa por la
puerta de la sala, ¿será que no saben reír, será que así ríen los malos?
Sayuri, nuestra abogada, voltea y observa a las mujeres que
acompañamos, nos regala una bella sonrisa que se siente como un abrazo
al corazón, estamos lista, estamos juntas.
Sobre el escritorio de
nuestras abogadas hay un pequeño oso de peluche, ahí junto a todos los
expedientes, Ara pidió que el juguete, una pertenencia de Lesvy,
acompañe todas las audiencias, sobre todo mientras ella no pueda entrar
porque ha de comparecer como testigo.
Con cuarenta minutos de
retraso da inicio la tercera jornada, Lesvy papá, listo para iniciar;
nuestras abogadas Ana Yeli y Sayuri, listas; los representantes del
Ministerio Público, listos; la defensa…, aún no sabemos si están listos
para aceptar la verdad; los jueces, listos.
Las amistades de
Lesvy, personas que convivieron por última vez con nuestra compañera,
peritos, trabajadoras y trabajadores de la UNAM, van a testificar. Los
peritajes se desahogan con relativa rapidez, sin embargo, cuando llega
el turno del personal y funcionarias de la UNAM se impone una vez más
ante nosotras un muro cruel e inhumano. De pronto la amnesia selectiva
infecta a los trabajadores encargados de la seguridad del Campus que ya
ni siquiera recuerdan estar bajo el juramento de decir la verdad. Ahí
está el viejo lobo, el coordinador de vigilancia UNAM, Jesús Teófilo
Licona Ferro, es el mismo al que suspendieron por el ataque con bombas
molotov en contra de estudiantes hace un año. Teófilo parece no saber
cuáles son los protocolos que se usan ante hechos delictivos en el
Campus de Ciudad Universitaria, “Patrimonio Mundial”, “World Heritage”, “Patrimonie Mondial”, dice la placa que se encuentra a la entrada de la
Rectoría, él dice no recordar el rostro de nuestra compañera, ¿cómo no
recordar a Lesvy si nos hemos encargado de colocar su rostro en cada uno
de los rincones de esa universidad para asegurarnos de que no hubiera
ni perdón ni olvido? Nuestras abogadas piden al juez tratar a este
personaje como “testigo hostil”, solicitud que les es denegada, la
defensa aprovecha y defiende la singular falta de memoria, “ya dijo el
testigo que no recuerda nada, señoría”.
Teresa Hermenegildo
vuelve a revictimizar a nuestra Lesvy, repite palabras que no creímos
hace dos años y que no creemos ahora, antes de hablar de la labor que
debió realizar como parte de la oficina del servicio jurídico
universitario decide nombrar acciones que no le constan, intentando
desviar la atención. ¿Qué cosa será eso del orgullo universitario cuando
se omite asumir la responsabilidad sobre el manejo de pruebas y
evidencias frente a la ley? ¿Qué cosa entenderán por el término
“justicia”? ¿Qué pensarán de nosotras las alumnas y las mujeres
trabajadoras? Hoy el sol casi no salió, pero aún así el sol no se tapa
con un dedo porque desde hace tiempo nosotras construimos la memoria
universitaria en defensa de la dignidad, construimos la narración de los
años más crueles en contra de nosotras.
Con un nudo en la
garganta y el estómago vacío continúa la audiencia, escuchamos la
narración de las y los testigos, y recordamos la indignación que
sentimos la triste mañana del 4 de mayo del 2017, al ver y escuchar las
noticias sobre lo sucedido con nuestra compañera. Pensamos, ¡carajo, una
menos! Dijimos, ¡la revictimizan a ella y a su memoria! Escribimos, #SiMeMatan…,
y a pesar de todo eso, la defensa hoy decide usar como parte de sus
objeciones las mismas mentiras hacia Lesvy que desde entonces se nos
clavaron bien hondo en una herida que nos ofende. Ahora agravian con sus
mentiras a su madre, quien se ha convertido en la madre y en la hermana
de nuestra resistencia, en la madre y en la hermana que desde aquella
marcha histórica del 5 de mayo en Ciudad Universitaria nos acompaña.
¿Por qué la defensa insiste en plagar la sala con estigmas que incitan
al odio? ¿Por qué la defensa busca respuestas a partir de preguntas
tendenciosas y no dejan que se desarrolle de manera armónica el
testimonio? Nosotras, las acompañantes, pensamos que no encuentran otra
forma de sostener lo insostenible, de defender lo indefendible.
Nosotras, las acompañantes, sabemos del valor político de escuchar un
testimonio.
“Están viendo el rostro del dolor, están viendo el
rostro del coraje y la furia, pero también están viendo el rostro de la
dignidad”, compartía Araceli el 5 de mayo de 2017, en Ciudad
Universitaria. El rostro de la dignidad que con generosidad nos invita a
estar cerca y aprender de ella. A ella le debemos habernos convocado en
esta amorosa comunidad, a ella le decimos: contigo quedamos eternamente
agradecidas.
Ante su revictimización, nuestra digna rabia. A
Lesvy la recordamos con amor porque la conocimos a través de los relatos
de su madre, de su padre, de sus amigas de la estudiantina y de quienes
tuvieron la fortuna de compartir espacios con ella, las mismas que hoy
con el corazón han compartido sus testimonios. Las compañeras desde el
público les vemos y les mandamos mucha fuerza, les vemos con valentía
pues sabemos que estar en su lugar, con el asesino al lado, no es cosa
fácil. Traer a la memoria los hechos, resistir ante su desgaste
emocional, usar la paciencia como virtud ante las objeciones sin sentido
de la defensa y, sobre todo, habitar el cariño con el cual la
recuerdan, se convierte en el mejor retrato que el día de hoy queremos
guardar en la memoria.
Ella, Lesvy Berlín Rivera Osorio, la gran
amiga, la apasionada de los idiomas, la hija que cocinaba platillos
extraordinarios a su madre, la mujer que tenía un plan de vida, sueños
por cumplir, viajes que hacer, gatitos que rescatar y luchas que ganar.
Hoy la recordamos a ella, a la mujer que bordamos afuera del reclusorio
día tras día, pues mientras nuestras abogadas dan la batalla dentro,
nosotras damos la batalla en las calles, recordando a todxs quién era,
es y seguirá siendo Lesvy, ¡LA CIUDADANA DEL MUNDO!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario