IRIN, Bagdad, 30 de julio, 2006
IraqSolidaridad (www.iraqsolidaridad.org), 6 de septiembre, 2006
Traducido del inglés para IraqSolidaridad por Beatriz Morales
"El Dr. Emaad Abdul Hassan, un psiquiatra de Bagdad, ofreció sus servicios a
No es un criminal, pero sólo el ver a un policía aterroriza a Omar de 14 años. El chico salió de una prisión iraquí el mes pasado, tras haber permanecido detenido all durante más de siete meses. "Me detuvieron porque dijeron que yo era sospechoso después de que un coche-bomba estallara en una carretera cerca de mi casa y un estadounidense resultara muerto", explica Omar. Por casualidad estaba cerca del lugar de la explosión y le detuvieron junto a otros adultos iraquíes sospechosos del ataque.
Omar fue uno de los 450 detenidos que liberaron el 27 de junio de las dos cárceles co-dirigidas por Iraq y Estados Unidos, según un plan nacional de reconciliación cuyo objetivo es que los resistentes entren en el proceso político y acabar con el baño de sangre en Iraq [1].
Aunque Omar fue arrestado por error, docenas de niños han sido encarcelados durante los tres últimos años por el papel jugado en algún ataque o porque la pobreza les ha llevado a la delincuencia, según informaciones de grupos locales e internacionales y de las noticias de los medios de comunicación.
Omar afirmó que su experiencia en prisión había sido terrorífica "[...] y lloraba día y noche por mi familia". Aún sigue traumatizado por la experiencia: "Preferiría morir antes que volver all".
Según afirman los grupos de Derechos Humanos, sean cuales sean las razones por las que se les detiene, a veces los niños iraquíes los encierran en el mismo sitio que a los adultos. Cuando salen de la cárcel no existen ayudas psicológicas o de otro tipo para ayudarles a evitar que vuelvan a las calles o a cometer delitos. "Los niños iraquíes prisioneros sufren falta de apoyo para ayudarles a reintegrarse en la sociedad, lo que abre las puertas a la peor de las vidas delictivas ", afirma Saleh Mohamad, portavoz de una asociación con sede en Bagdad para rescatar a niños.
Torturas y violaciones
Según el derecho internacional humanitario, los niños que han sido detenidos deben permanecer en un lugar especial, separados de los adultos, y deben recibir un tratamiento especial y [estar detenidos] durante el menor tiempo posible. Pero en Iraq, los niños permanecen detenidos durante más de dos años en prisión junto con adultos, según algunas fuentes. "En septiembre de 2004, cuando tenía 14 años, me detuvieron con mi primo", declara otro niño prisionero, Musa, acusado de pertenecer a la resistencia pero liberado el año pasado. Musa señala que torturaban a los prisioneros con picanas eléctricas y que les mordían los perros. "Muchas veces vimos a compañeros que volvían a la celda después de que los soldados les hubieran violado".
El gobierno iraquí niega que detengan a los niños durante periodos largos. Responsables afirman que detienen a unos cuántos jóvenes cuando se sospecha que participan en acciones terroristas, pero sólo se les retiene el tiempo necesario para el interrogatorio.
"Es muy difícil saber cuántos niños hay en las prisiones iraquíes porque permanecen en ellas muy poco tiempo", declara el teniente coronel Hassan Obaid, alto funcionario del ministerio del Interior, quien afirma que en todo el país no hay más que cien detenidos, al mismo tiempo, para interrogarles [2]. "Desde luego, hay casos de niños que han cometido delitos graves e incluso acciones terroristas que han llevado a la muerte de personas inocentes, pero están en cárceles especiales", afirma.
Obaid señala que no hay niños entre los prisioneros liberados por el gobierno el mes pasado. Diferentes grupos locales como
"No quieren que el problema tenga repercusión internacional, así que liberan a los adultos delante de las cámaras y a los niños detrás de ellas ", afirma Faruk Saleh, portavoz de RICVW. "Hemos recibido información de que había siete niños entre los prisioneros liberados, cinco de la provincia de Anbar y dos de la capital, Bagdad, pero sólo hemos contactado con tres de ellos", añade Saleh.
Según informes de los medios de comunicación, miles de detenidos permanecen bajo custodia estadounidense en Iraq, pero no hay cálculos oficiales sobre cuántos niños hay entre ellos [3]. La oficina de prensa estadounidense en Iraq afirma que según sus informaciones no hay niños entre los prisioneros bajo custodia estadounidense, y que sólo algunos de ellos fueron detenidos durante unas pocas horas para interrogarles.
Jalid Rabiaa, portavoz de PAJ, afirma que su grupo ha investigado el problema en reuniones secretas con fuentes del ministerio del Interior y ha hablado con prisioneros liberados. Según esta investigación, casi doscientos niños están detenidos hoy en día en las prisiones iraquíes por diferentes causas. Semanalmente, al menos, dos niños y sus padres acuden a sus oficinas en busca de ayuda.
"Esto no es un juego político; son niños y hay que respetar sus derechos", afirma Rabiaa: "Están tratando de ocultar la realidad, pero la verdad es que están ahí y que necesitan ayuda especial antes y después de su liberación".
Falta de ayuda
En Iraq no existe una organización especializada en ayudar a los niños a reintegrarse en la sociedad después de haber estado en prisión. Un funcionario del ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales afirma que la actual falta de fondos ha paralizado muchos proyectos, lo que incluye aquellos dirigidos a niños que han cometido delitos. "Estos niños necesitan mucha ayuda para evitar que vuelvan a las calles buscando droga o cometan delitos", declara otro alto funcionario del ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales que pidió permanecer en el anonimato: "Estamos tratando de utilizar los departamentos de los que disponemos para ayudarles, pero estos casos requieren centros especializados de los que carece Iraq".
El Dr. Emaad Abdul Hassan, un psiquiatra de Bagdad, ofreció sus servicios al PAJ, especialmente para los niños prisioneros. Encontró graves problemas psicológicos y un incremento de las agresiones y de la brutalidad en estos pacientes, en particular, un deseo de venganza. "Vuelven de la cárcel pensando únicamente en vengarse por lo que han sufrido allí", afirma Abdul Hassan. "Algunos afirmaron que los habían violado y otros que los habían torturado o que los funcionarios les habían golpeado. Pero ahora mismo tienen miedo a hablar... miedo de ser detenidos otra vez".
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